Papá, mañana voy a la Feria del Libro, ¿ya tienes la lista de los libros que quieres que te compre?
Del otro lado estaba Alicia; de este, yo con mi cara de sorprendido. No recuerdo en qué gasté mi tiempo desde la última llamada de mi hija, cuando me dijo que elaborara la lista.
Era sábado. Ocho de la noche.
Logré medio salir del apuro. “Estoy terminándola, dame unos minutos y te la envío”. Acudí a los portales de reseñas, que de ordinario visito. Una ojeada rápida. Uno, sobre el Camino de Santiago. Otro, de Mazzucato, que aun no consigo en papel. ¿Qué es ser un ser humano?, que sigo esperándolo. La autobiografía de Mary Ann Glendon. Silencio, del que ya escribí aquí anteriormente…
Y de pronto apareció. Lo anunciaban como el “gran bestseller que por fin llega a México”. Soy alérgico a los bestsellers, pero el título atrajo mi atención. “Dios. La ciencia. Las pruebas. El albor de una revolución”. Los autores no me dijeron nada. Michel-Yves Bolloré y Olivier Bonnassies.
Pero de alguna manera, la voz interior que insistía estaba llamándome. Me resistía. Traté de recordar si en alguna librería de Chihuahua lo había visto. Nada. Me resistía. Tiene un prólogo de un Premio Nobel de Física. Me resistía. El título es atrayente. Me resistía.
Pero caí. Quedó apuntado en la lista, justo por debajo de Silencio, de Endó. Más tarde, Alicia recibió la lista completa. Quedé satisfecho. Sabía que el día siguiente, mientras Alicia recorriera esos stands atestados de historias y saberes recibiría algunas llamadas o mensajes escritos. Así fue.
Y sí. El libro en cuestión llegó a mis manos cuando mi única heredera (mi hijo será el único heredero, por si estaban con el pendiente) nos visitó para Navidad. Yo me embelesé con Silencio, que al texto de Dios… lo dejé como premio de consolación. Quedó relegado en el espacio para los libros próximos a leer. Pero hube que sacarlo antes de allí, porque me aburrí de estar tanto tiempo con la historia.
Cuando le quité el plástico y comencé a discurrir sus páginas muy pronto me di cuenta que era extraordinario. No. Era más.
Es un libro lleno de ciencia, de saberes, de ciencia, de descubrimientos muy recientes, de ciencia, de filosofía, de ciencia, de historia, de ciencia… y de forma transversal, siempre de forma transversal, tratar de mostrar las pruebas que llevan a pensar en un ser creador. Es un libro que parte de la ciencia para demostrar que hay un ser inteligente que crea de la nada todo cuanto hay, desde lo más grande del Universo hasta lo más pequeña cuyo espacio es la ciencia cuática.
No es precisamente un texto de religión. No es catecismo, vaya. Es un libro de ciencia. Pero que muestra las pruebas que nos llevan a pensar en un creador, mejor un Creador.
Parte del estudio del Big Bang, la teoría que demuestra que el Universo está en expansión. Luego, se adentra en el estudio de la muerte térmica del Universo… sí, la ciencia sabe y lo sabe con certeza que el Universo tendrá un final. Y si hay un final es que hubo un comienzo. Sí, el Universo tuvo un inicio, y si hubo un comienzo es que hubo algo que provocó ese inicio… hubo un algo o un alguien o Alguien.
Bolloré y Bonnassies, acompañados de una veintena más de científicos, nos llevan a conocer los más recientes descubrimientos de la astronomía y de la biología. Estos estudios, con numerosas citas de libros y artículos de revistas científicas, llegan a la misma conclusión: no hay manera de creer que todo fue una obra del azar. No es posible pensar que del azar surgió la inmensidad del Universo. No hay forma de creer que la vida y el hombre hayan nacido como por casualidad. No hay manera.
Cuando se explica que de una dimunuta masa de un tamaño más pequeño de un granito de arena haya surgido todo el Universo y cuanto hay en él, pensé inmediatamente en una parábola de Jesús. La del grano de mostaza. La semilla de mostaza -dice Jesús- cuando se siembra es la más pequeña de todas las semillas y cuando crece se convierte en el árbol más grande de la hortaliza. De ese granito -dice la ciencia- surgió todo cuanto existe…
Los autores franceses tratan de explicar estos saberes de una manera sencilla, aunque a veces uno como lector tiene que irse con tiento con algunos temas para no perder el hilo. Se entiende que a veces la ciencia no es fácil de explicar, pero se ha hecho un gran esfuerzo para que el mensaje llegue.
No solo el Big Bang se explica. Hay otros temas científicos que se desarrollan magistralmente. La muerte térmica del Universo. El principio antrópico. Los ajustes del Universo, incluyendo el ajuste fino. El salto vertiginoso de lo inerte a lo vivo.
También hablan de temas controvertidos y polémicos. La teoría de las cuerdas. Los multiversos…
Total. No me equivoqué en poner a Dios… en la lista de los libros que Alicia me compraría en la FIL. Bendita Alicia. Bendita FIL. Bendita obra que llegó a mis manos.
El libro terminó regado por una copa de vino que no sujeté bien. Estaba embelesado por el libro. Quizá también por el vino. Afortunadamente, el contenido sigue intacto. Fina marca de un libro que quedará marcado finamente.
Nos leemos la próxima. ¡Hay vida!