Texas, Estados Unidos.- Los obispos de las diócesis que comparten frontera entre México y Texas (Estados Unidos) se reunieron durante tres días en el encuentro bianual que se celebra desde hace cuarenta años para coordinar esfuerzos en la proclamación del Evangelio en esta región de historia compartida y que comparten desafíos semejantes en ambos lados de la división geográfica y política.
En su declaración conjunta, los obispos recuerdan que "durante décadas hemos denunciado que en Estados Unidos tenemos un sistema migratorio roto que no responde a la realidad" y hacen un llamado frontal a las autoridades: "Exigimos que la clase política cumpla con su responsabilidad de reformarlo".
Por su parte, a los migrantes y refugiados les expresan: "Queremos decirles que la Iglesia y sus agencias siguen comprometidas con la misión de anunciar el Evangelio, dando testimonio vivo de la caridad del Señor Jesús al servir a todas las personas con dignidad y compasión".
Los obispos charlaron y reflexionaron además respecto al papel y la actitud que han tomado las nuevas administraciones federales tanto en Estados Unidos con Donald J. Trump, como en México con Claudia Sheinbaum Pardo. El enfoque de los pastores de ambos países ha partido, más que desde la perspectiva política, desde la inquietud humanitaria, pastoral y evangélica ante la situación particular de los migrantes y refugiados.
Los obispos de Texas y México firmaron una declaración conjunta en la que aseguran que "la Iglesia Católica siempre ha sido un aliado confiable de nuestros gobiernos, de nuestros pueblos y en especial de todos los necesitados".
Además insisten en que continuarán esforzándose en desarrollar "procesos de acogida, protección, promoción e integración de los vulnerables, incluyendo la colaboración en el reasentamiento de refugiados para lograr su autosuficiencia".
En su mensaje, los obispos recuerdan que la ciudadanía de ambos lados de la frontera son corresponsables en la promoción del bien común: "salvaguardando simultáneamente la dignidad de todos al encontrar el balance justo entre diversos derechos humanos, como lo es el de los trabajadores y sus familias a que se regularice su situación, el derecho a no ser explotado, el derecho a migrar, el derecho a no tener que migrar y el derecho de todos a que su gobierno garantice la seguridad en su propio país".
Entre los obispos participantes estuvieron los presidentes de las comisiones de atención pastoral a la movilidad humana de las conferencias episcopales de ambos países, Eugenio Andrés Lira Rugarcía, obispo de Matamoros-Reynosa y Mark J. Seitz, obispo de El Paso. También estuvo la Directora del Instituto de Mexicanos en el Exterior, Tatiana Clouthier Carrillo.
Participaron además los obispos titular y emérito de Piedras Negras, Alfonso Miranda y Alonso Garza; el obispo de Saltillo, Hilario González; los representantes de la Arquidiócesis de Monterrey, Carlos Santos García, obispo Auxiliar, entre otros.
El obispo de Saltillo, por ejemplo, destacó que "la migración es un fenómeno que no puede abordarse desde el miedo o la criminalización, sino desde la dignidad y el respeto a los derechos humanos. Como Iglesia, debemos ser un refugio de esperanza para quienes buscan una vida mejor", afirmó.
La directora del Instituto de Mexicanos en el Exterior se comprometió a fortalecer la coordinación con las comisiones episcopales de migración en México y Estados Unidos para brindar mejor atención a los migrantes.
Durante el encuentro bilateral, los obispos visitaron el Centro Madre Teresa de Calcuta, operado por Caridades Católicas de San Antonio, donde se brinda asesoría legal, capacitación laboral y apoyo a migrantes de diversas nacionalidades. Ahí conocieron las dificultades económicas que se prevén debido a los recortes de fondos que el gobierno de los Estados Unidos han confirmado .
Finalmente, el obispo de El Paso, Mark Seitz, alertó sobre las restricciones impuestas en la frontera, como la eliminación de entrevistas para solicitudes de asilo, la presión a México y Centroamérica para contener a los migrantes y la creciente criminalización de quienes buscan cruzar.
Lamentó que el discurso político contra la migración se ha vuelto más agresivo, afectando la percepción social sobre quienes llegan en busca de refugio. Ante este panorama, los obispos coincidieron en la urgencia de una respuesta pastoral binacional, basada en los principios de acoger, proteger, promover e integrar a los migrantes.
En este sentido, anunciaron una marcha y vigilia de solidaridad el próximo 24 de marzo en El Paso, Texas, con la participación de obispos de Canadá, México y EUA, así como del cardenal Fabio Baggio, enviado del Vaticano.