Ciudad del Vaticano.- El papa León XIV recibió este sábado en el Vaticano a Carlos Enrique Herrera Gutiérrez, obispo de Jinotega y presidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN), forzado al exilio por el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo. El encuentro, confirmado por la Oficina de Prensa de la Santa Sede, constituye el primer gesto público del actual Pontífice hacia la Iglesia nicaragüense, que sufre una persecución sistemática.
Herrera, obispo de formación franciscana, reside en Guatemala desde su expulsión express en noviembre de 2024. Su destierro se produjo tras denunciar como un "sacrilegio" la interrupción de una misa por altavoces colocados frente a su catedral por un alcalde orteguista. La policía sandinista lo secuestró y lo deportó a Guatemala sin permitirle recoger sus pertenencias.
La situación en Nicaragua refleja una crisis política y religiosa profunda. Del total de nueve obispos del país, cuatro viven en el exilio. Junto a Herrera, fueron expulsados Silvio Báez, obispo auxiliar de Managua; Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa; e Isidoro Mora, obispo de Siuna.
Este clima de represión provocó la ruptura de relaciones diplomáticas con la Santa Sede en 2022, tras la expulsión del entonces nuncio apostólico, Waldemar Stanislaw Sommertag.
Expertos y defensores de derechos humanos califican la situación como una dictadura. La represión incluye ataques directos a instituciones. El régimen confiscó recientemente el emblemático colegio San José en Jinotepe, acción que la abogada e investigadora en exilio Martha Patricia Molina calificó de “infamia contra la libertad religiosa”. Molina documenta casi mil agresiones del Estado contra la Iglesia en su informe “Nicaragua: Una Iglesia perseguida”.
La comunidad internacional, incluidas conferencias episcopales centroamericanas, condenó las acciones de Ortega. La Conferencia Episcopal de Panamá las definió como “un atentado a la dignidad y los derechos fundamentales del pueblo nicaragüense”.
Hasta la fecha, el papa León XIV no se pronunció de forma oficial sobre Nicaragua. Sin embargo, esta audiencia privada se interpreta como un mensaje de apoyo al episcopado y a los católicos nicaragüenses que resisten bajo una de las persecuciones religiosas más graves de la región.