Ciudad de México.- “La Amazonía involucra a todo el mundo”, con estas palabras los obispos de México rezan por los “hombres y mujeres que han entregado su vida defendiendo la tierra” y externaron su solidaridad con el papa Francisco y con los obispos de la región panamazónica en el desarrollo del Sínodo Especial que durante el mes de octubre se realiza en el Vaticano.
Aunque tanto dentro como fuera del Vaticano se alzan voces críticas contra la celebración de esta asamblea especial de obispos de la región panamazónica, los pastores de México se sumaron a la reflexión sobre cuál puede ser el papel de la Iglesia católica en la custodia de la Creación, la protección de la biodiversidad para la “casa común” y el reconocimiento de la diversidad de culturas en la zona que involucra ocho países sudamericanos.
“El hombre tiene la misión de custodiar la Creación, porque al haber sido dotado de una inteligencia específica, es el responsable de cuidar que la casa común se conserve bella y al servicio de toda la humanidad, la de esta generación y la de mañana”, explica el arzobispo de Monterrey y presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Rogelio Cabrera López.
Los obispos hicieron votos porque el Sínodo “encuentre el mejor camino para que el Reino de Dios se haga presente en todas las realidades y en todas las personas”; especialmente en el Amazonas cuyas riquezas son intensamente ambicionadas por la industrialización, el extractivismo y la defortestación en pos del progreso industrial.
“Toda esta riqueza que aporta al mundo es sin duda una tentación para un modelo de vida depredador y oportunista. Se registran en el Amazonas la criminalización y asesinato de líderes y defensores del territorio; apropiación y privatización de bienes de la naturaleza como el agua; explotación excesiva de madereras legales e ilegales; caza y pesca predatorias; megaproyectos energéticos, mineros, ferroviarios, etc. no sustentables y que provocan enfermedades en familias completas; narcotráfico, violencia, tráfico de personas; pobreza y pérdida de la cultura y la identidad de aquellos pueblos originarios. Las graves problemáticas que aborda este Sínodo no se limitan a aquella zona geográfica, sino que revela un modelo de vida consumista e irresponsable que se ha globalizado, y que nos cuestiona a todos, especialmente a los cristianos, conscientes de ser custodios de la casa común”, apunta el arzobispo.
Finalmente, la Iglesia católica en México llamó a proteger “nuestro propio Amazonas”, esto es: la riqueza ambiental y cultural de la nación mexicana: “La conversión ecológica nos debe llevar hasta la transformación de nuestros hábitos de consumo más simples donde el más importante de ellos es el de reducir incluso antes que reciclar. Necesitamos volver a la tierra en un sentido literal y trascendente, dejar de ser solo consumidores para ser prosumidores, producir y consumir con un sentido de protección”.