San Cristóbal de Las Casas, Chiapas.- El obispo de Tapachula, Jaime Calderón Calderón, ha manifestado su indignación por las acciones del gobierno federal y de la Guardia Nacional contra los migrantes que ingresan a México por la frontera sur: "Es una verdadera cacería humana, asustando, emboscando y desarticulándolas mediante el uso desmedido de la fuerza", criticó el pastor del sureste chiapaneco.
El crecimiento en el flujo de migrantes en los últimos meses a través de caravanas que parten de centroamérica preocupa a la Iglesia católica; sin embargo, repudian los actos de violencia cometidos por agentes del orden del gobierno mexicano: "cuando la Guardia Nacional y los agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) disolvieron la semana pasada la caravana que se encontraba en el parque central de Mapastepec, los agentes entraron al atrio de la parroquia para sacar a unos 56 hermanos migrantes que se refugiaron en el templo parroquial, pero gracias a Dios los responsables de esta familia parroquial lo impidieron", relató Calderón.
A través de un comunicado, el obispo de Tapachula ha manifestado su preocupación por las graves condiciones en que viven los migrantes a la espera de un documento que les permita el tránsito seguro por el país:
"Ha sido interminable. No hay dinero que alcance para una espera tan larga, terminaron por gastar todo lo que traían e iniciaron un calvario angustioso de hambre, hacinamiento, drogas, problemas de salud y desesperación en general".
El obispo Calderón relató que "hace unos días, cansados de esperar, algunos migrantes se dispusieron a avanzar en caravana hacia el interior del país, pero los distintos niveles de gobierno se unieron para iniciar una verdadera cacería humana", la cual "con una gran violencia, indiscriminada e innecesaria los han atropellado e intimidado, de forma especial a las mujeres y a los niños".
De esta manera, la Iglesia católica ha denunciado la "represión" y el uso de la fuerza pública utilizada por el gobierno mexicano para desintegrar los cuatro contingentes de caravanas migratorias que salieron en los diez días recientes.
El obispo concluyó que "es probable que, por el trato recibido, la salida de las caravanas sea menos frecuente, pero en Tapachula, la aglomeración, el hacinamiento, el desempleo, el hambre, la tentación de refugiarse en las drogas, los problemas de salud y el estrés colectivo, fruto de la sobrepoblación, siguen siendo el pan de cada día".
"Nunca estaremos de acuerdo con el uso desmedido de la fuerza, con la violencia y los atropellos que se usan para intimidar y detener a los hermanos migrantes”, aunque “somos conscientes que detrás de estas caravanas hay una infinidad de intereses, instituciones y organizaciones no gubernamentales que han hecho de los migrantes una industria para beneficio personal", escribió el obispo en su comunicado.
Finalmente, Calderón Calderón exhortó a sus sacerdotes y a los agentes de pastoral de diócesis de Tapachula a ofrecer auxilio cristiano y humanitario "lo más que podamos para aligerar el peso de la cruz de estos hermanos nuestros golpeados por la pobreza, la violencia y el desamparo".