Monterrey, Nuevo León.- La suspensión de actividades de las mujeres mexicanas como manifestación que evidencie la grave situación de la sociedad “tiene que ser apoyado por todos porque toda vida humana es digna de valor y respeto, sobre todo cuando se trata de los más débiles o de aquellos de quienes siempre se han aprovechado”, consideró el arzobispo de Monterrey y presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, Rogelio Cabrera López.
Cabrera López considera que “el corazón humano anda mal” porque fue permitiendo pequeños daños contra la dignidad de la vida humana y que ahora “todo está atentando de una manera gravísima”.
“En este caso especialmente las mujeres, las niñas, las jóvenes, las mayores de edad, todas merecen el respeto y todas merecen el cuidado”.
El arzobispo exhortó a las autoridades competentes a trabajar arduamente en la impartición de justicia “porque si hay estos asesinatos que no tienen solución; los criminales se van dando sus libertades diciendo no pasa nada, que nadie puede llegar a donde está la verdad del asesinato”.
Cabrera López adelantó que el próximo 9 de marzo, en todas las parroquias de la arquidiócesis de Monterrey, así como las oficinas de la Curia arzobispal, las mujeres suspenderán actividades. “Aunque queremos que no sólo ese día tengamos en cuenta a las mujeres. En nuestras oficinas tenemos muchas mujeres que trabajan con nosotros. Tenemos que apoyar esta toma de conciencia, pero nosotros vamos a hacer toda una agenda de trabajo para que los espacios de trabajo en la Iglesia sean seguros espiritual, anímica y físicamente”.
“Creo yo que este clamor y también esta indignación de muchas mujeres nos obliga a tenerlo en cuenta, no solamente oírlo y decir ‘está bien vamos a apoyar’. Tienen que desprenderse muchas acciones en las familias, en los lugares de trabajo y en las escuelas. Esto ya no puede continuar así en México ni en ningún lugar del mundo”, aseveró.
El arzobispo pidió a la sociedad mexicana a ver más allá de las ideologías y las fechas de protesta. Pidió ser sensibles a las agresiones contra niñas y mujeres; y sugirió que en estos momentos de reflexión se trabaje reivindicando el lugar de las mujeres en la sociedad, que sean castigados todo tipo de abuso y cualquier cosa que atente contra la grandeza y la dignidad de la vida.
“El cariño que tenemos tiene que traducirse en respeto y en exigir políticas públicas, para que sea castigado todo aquel que lastime a una niña o alguna mujer”.
Finalmente, el arzobispo consideró que patrones o jefes de espacios laborales no deberían imponer represalias a las mujeres que no asistan a trabajar ese día ni que les exijan reponer las horas no cubiertas: “Es de sentido común y de sana humanidad, que ese día sea un día de tomar conciencia. No se arruina la economía de nadie ni se daña la agenda de trabajo. Son ocho horas que merece bien, este regalo cada mujer. Es un reglo mínimo. Que sea un tiempo para ellas, para reflexionar. Y para nosotros, las instituciones, un tiempo de agendar trabajo a favor de las mujeres”.