Ciudad de México.- Tras una prolongada suspensión de culto público en los recintos católicos más insignes de la capital de la República, este 26 de julio, finalmente la Catedral Metropolitana de México y la Basílica de Guadalupe abrieron sus puertas para recibir a los fieles de misa dominical con todos los protocolos de higiene y prevención además de limitar el aforo al 20% de sus respectivas capacidades.
Tal como lo había adelantado la Arquidiócesis de México, la oportuna verificación de los templos con más afluencia de la capital garantizó la apertura al culto público los santuarios, parroquias y rectorías locales.
En los principales recintos se observaron estrictas medidas sanitarias para evitar condiciones favorables al contagio: límite de aforo, verificación de temperatura de los asistentes, aplicación de agentes desinfectantes en los fieles en diferentes momentos de la celebración, sana distancia entre asistentes a la asamblea y adecuaciones litúrgicas para evitar manipulación de las ofrendas.
La Iglesia local afirmó que recibió entre 60 y 80 fieles en la Catedral de México y a 400 en la Basílica de Guadalupe en las primeras misas con asistencia de fieles desde finales de marzo pasado; algunos templos como el de San Hipólito (donde se venera a san Judas Tadeo) no pudieron abrir a los asistentes debido a que las colonias donde se ubican aún se encuentran en semáforo epidémico rojo.
El cardenal arzobispo de México, Carlos Aguiar Retes, instruyó a los sacerdotes de la capital a ofrecer esta primera misa con aforo de fieles sufragada por los difuntos del COVID, los enfermos y las familias que han vivido tragedias durante la pandemia.