Ciudad de México – La Basílica de Guadalupe se unió a la devoción global del Primer Sábado de Mes por la paz mundial con una sencilla y significativa celebración Eucarística en el Templo Expiatorio (Antigua Basílica) que estuvo precedida por el rezo del Santo Rosario y una meditación guiada sobre el sentido de la Crucifixión de Jesús.
En un mundo marcado por conflictos y la amenaza latente de una guerra global, esta devoción centenaria ha ganado renovada actualidad con la promoción de celebraciones en santuarios marianos durante este 2025. La Antigua Basílica de Guadalupe se sumó a esta cadena de santuarios marianos alrededor del mundo en la celebración de la devoción del Primer Sábado de Mes, una petición de la Virgen María que, según sus divulgadores, tiene como fin último alcanzar la paz para la humanidad.
La celebración, enmarcada en el Jubileo 2025 que conmemora el centenario de esta petición mariana, fue liderada por Yves de Rossiart, quien durante el acto ofreció una explicación detallada del origen y significado de esta práctica.
Más adelante, durante la celebración Eucarística presidida por el canónigo Horacio Palacios, titular de la Pastoral del Santuario Guadalupano, el sacerdote expresó: "Los santos interceden por nosotros en lo que más necesitamos y también para que todos obtengamos la paz... lo que debemos hacer es escuchar la voz de la conciencia, la conciencia es el Sagrario del hombre, lugar único y especial donde Dios habla con nosotros. Escuchemos la voz de nuestra conciencia y ahí nos daremos cuenta cuáles son las cosas que debemos ser ya nuestra vida para poder ser más felices".
El orígen de la devoción
De Rossiart recordó que el 13 de julio de 1917, en Fátima, Portugal, Nuestra Señora anunció a los tres pastorcillos videntes: "Para impedir la guerra, vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Corazón Inmaculado y la Comunión reparadora de los primeros sábados". Esta petición, enunciada en futuro, se concretó ocho años después, en 1925, cuando la Virgen se apareció a Sor Lucía Dos Santos, una de las videntes, para solicitar formalmente la instauración de la devoción de los primeros sábados.
"La hermana Lucía recordará en numerosas ocasiones la importancia que esto tiene para el mundo", explicó De Rossiart. "De la práctica de esta devoción, unida a la consagración al Inmaculado Corazón de María, depende para el mundo la paz o la guerra".
La petición de la Virgen, según se expuso en la Basílica mexicana, se dirige a dos actores: los fieles y el Papa. A los primeros se les pide la consagración individual al Inmaculado Corazón de María y la práctica de los Primeros Sábados. Al Santo Padre, la consagración de Rusia y la recomendación de esta devoción a toda la Iglesia.
Los objetivos de esta práctica son claros: reparar las ofensas cometidas contra el Inmaculado Corazón de María y implorar por la conversión de los pecadores. Los frutos prometidos son la paz y la asistencia de la Virgen en el momento de la muerte.
La devoción consiste en cuatro actos que deben realizarse cada primer sábado de mes con un espíritu de reparación:
- Confesarse el mismo día o en las semanas anteriores.
- Recibir la Sagrada Comunión.
- Rezar un Rosario.
- Meditar durante 15 minutos sobre los misterios del Rosario.
Fue precisamente esta secuencia la que se siguió en la Basílica de Guadalupe, iniciando con el Rosario, seguido de la meditación y culminando con la Santa Misa.
Actualidad y urgencia de un mensaje centenario
La relevancia de esta devoción en el contexto actual fue subrayada al recordarse que, tras la muerte de Sor Lucía en 2005, el recién canonizado Carlos Acutis —proclamado santo en 2025— afirmó haberla visto en un sueño, donde ella le recordaba que "la práctica de los primeros sábados del mes podría cambiar el destino del mundo".
La urgencia del mensaje se ve reforzada por las palabras del papa Benedicto XVI en 2010, quien advirtió que "quien piense que la misión profética de Fátima ha concluido, se equivoca". Este 2025, al cumplirse un siglo de la petición, la devoción sale del olvido relativo para ser reivindicada como una respuesta espiritual a los desafíos globales.
La celebración en la Basílica de Guadalupe no fue un hecho aislado. Forma parte de una iniciativa coordinada por la “Alianza de los primeros sábados del mes por la paz”, que ha unido a santuarios en todos los continentes, desde Maghdouché en el Líbano y Loreto en Italia, hasta Lourdes y Notre Dame de París. El ciclo jubilar culminará el 6 de diciembre en Fátima, Portugal.
Este movimiento global, que también incluyó celebraciones simultáneas en la Basílica de Suyapa (Honduras), Nuestra Señora del Pilar (Zaragoza) y Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción (Madrid), sostiene que la paz mundial es una meta alcanzable y que, en el complejo panorama geopolítico actual, la respuesta puede estar en una práctica de fe silenciosa, reparadora y centenaria.

