Gaza, Palestina.- Después de que el 7 de octubre pasado, las fuerzas israelíes lanzaran una ofensiva militar sostenida contra la Franja de Gaza en respuesta a una ofensiva militar de Hamás en territorios israelíes, la región palestina ha quedado devastada y la comunidad internacional urge a la asistencia humanitaria. En la parroquia de la Sagrada Familia, la única iglesia católica en Gaza, dos religiosas y un sacerdote se apretrecharon tras los muros del recinto mientras el bombardeo se ensañaba con ese territorio de por sí aislado y .
Acurrucadas en una escalera de la parroquia (la cual también administra una escuela católica), la hermana del Rosario Nabila Saleh, otra hermana y el padre Youssef Asaad se filmaron hablando con el papa Francisco por teléfono y rogándole que continuara con sus oraciones. El pontífice hizo una llamada telefónica a la parroquia la tarde del 15 de octubre. Fue la religiosa Rosario Saleh quien habló directamente con el Papa pues, el sacerdote Asaad confesó tener un poco de dificultades con el italiano.
"El Santo Padre quería saber cuántas personas estamos hospedando en las instalaciones parroquiales”, dijo la hermana Saleh a Vatican News; y en efecto, la parroquia católica ofrece refugio y asistencia a medio millar de personas, entre “enfermos, familias, niños, discapacitados, personas que han perdido sus hogares y todas sus pertenencias”.
“Fue una gran bendición poder hablar con él”, dijo la hermana Saleh. “Él nos dio valor y el apoyo de la oración”.
Los religiosos pidieron al Papa que continuara haciendo llamados por la paz; y también le aseguraron que todos los sufrimientos que experimentan en la ciudad bajo fuego los entregan como oración por la paz, por las necesidades de la Iglesia y por la asamblea del Sínodo de los Obispos.
“Nuestros feligreses estaban muy felices. Saben que el Papa está trabajando por la paz y por el bien de la comunidad cristiana en Gaza... Queremos la paz porque la guerra no ayuda a nadie”, dijo la hermana Rosario.
Desde este pequeño recinto, la comunidad católica pide permanentemente por la justicia y la paz: "El pueblo palestino también tiene derecho a vivir. Pedimos que no castiguen a toda la población por culpa de un grupo de fanáticos", aseguró la religiosa.
Además de los ataques con misiles, el Estado israelí ha cortado servicios de luz, agua potable y suministro de alimentos; por ello, el número de personas que buscan refugio y asistencia se incrementa a cada momento. Decenas de familias se refugian en la parroquia y en la escuela; pero además, otros fieles católicos abren sus hogares "para ayudarse los unos a otros lo mejor que pueden", relató la religiosa.
"En estos momentos tan difíciles, los católicos locales muestran una gran fe en Dios. Estamos aprendiendo de ellos", concluyó la monja.
Además de servir de refugio, la parroquia continúa con los ritos litúrgicos; se celebra misa dos veces al día y, en comunidad se reza el Santo Rosario. Por si fuera poco, el domingo 15 de octubre fue bautizado un bebé a solicitud de su madre, la mujer confesó que teme lo peor ante los ataques desmedidos sobre el territorio palestino y por ello pidió que su bebé recibiera el sacramento cristiano. "Fue un momento de resurrección espiritual y renacimiento para todos nosotros”, aseguró Saleh.
El recrudecimiento del conflicto palestino-israelí comenzó cuando Hamás inició la Operación Inundación de Al-Aqsa contra Israel, un ataque sorpresa en múltiples frentes que incluyó una andanada de lanzamientos de cohetes e infiltraciones en Israel por tierra, mar y aire. Hamas dijo que la operación fue una represalia por el asalto a la Mezquita de Al-Aqsa en la Jerusalén oriental ocupada y la creciente violencia de los colonos israelíes contra los palestinos. Luego, el ejército israelí lanzó la Operación Espadas de Hierro contra objetivos de Hamás dentro de la Franja de Gaza.
La respuesta de Israel se ha extendido al corte del suministro de agua y electricidad a Gaza, empeorando aún más las condiciones de vida en un área que ha soportado un asedio devastador desde 2007, además de ordenar a más de un millón de habitantes de Gaza en la franja norte la evacuación a la franja sur.
Isa Muslih, portavoz de la Iglesia Ortodoxa Griega de Jerusalén, aseguró que el mundo debe tomar "medidas inmediatas para detener el genocidio" cometido por Israel contra palestinos inocentes. Muslih pidió poner fin a la guerra, presionar al gobierno ocupante israelí y establecer corredores seguros para entregar alimentos, fórmula para bebés y ayuda médica a los civiles vulnerables en Gaza. Se estima que en Gaza viven alrededor de 1.000 cristianos palestinos.
En medio de ese drama que está por sumar diez días continuos, las comunidades cristianas han liderado servicios de oración en las iglesias de la Franja de Gaza. Los palestinos cristianos llevaron a cabo servicios religiosos en la Iglesia Ortodoxa Griega de San Porfirio y en la Iglesia Católica de la Sagrada Familia.
En entrevista para The Atlantic, un refiugiado palestino en la parroquia de la Sagrada Familia relata cómo es la situación en el recinto donde él y su familia buscan salvar la vida ante los ataques aéreos israelíes:
"Nuestro edificio de apartamentos fue atacado anoche y nuestra casa está completamente demolida. Mi esposa, mis dos hijos y yo dormimos en colchones en el salón de la iglesia, junto con casi otros 200 habitantes de Gaza evacuados o desplazados de sus hogares".
En el templo hay alrededor de 40 niños en la iglesia y los adultos tratan de mantenerlos ocupados y distraídos incluso cuando los sonidos de los cohetes sacuden el edificio. Contra el horror de la guerra, la comunidad procura jugar al fútbol con los niños en el pasillo, porque salir a la calle no es una opción. Los adultos, por su parte, han estado orando y revisando sus teléfonos para ver más noticias.
No lejos de ahí, el único párroco católico de Gaza, el sacerdote Gabriel Romanelli, lamenta no estar junto a sus feligreses en esos momentos tan difíciles: “La situación es terrible, porque hasta ahora siguen con la orden de que se vayan, pero la gente misma dice: ‘¿Ir a dónde? ¿Y cómo?’ La mayor parte de la gente ni siquiera tiene vehículo, no tienen posibilidades de irse”.
Romanelli se encuentra en Belén, donde estaba de paso cuando comenzó el conflicto. “Ahora nadie puede entrar ni salir”, señaló. En la parroquia se están encargando de las necesidades las hermanas del Verbo Encarnado y el padre Youssef Asaad, su compañero de misión.
El párroco ha planteado su inquietud por los heridos, los enfermos o ancianos postrados: “¿Qué hacemos para evacuar a los niños discapacitados, que siempre han vivido ahí con las hermanas de la Madre Teresa; con los ancianos y los jóvenes discapacitados que están postrados? Ahora la gente tiene muchísimo miedo. No hay lugar seguro para nadie".
En la parroquia ya hay más de 500 personas y con las hermanitas de la Madre Teresa hay 54 niños discapacitados y personas adultas en la misma condición: "pareciera que la amenaza también cae sobre estos oasis de paz que han sido siempre los lugares de la Iglesia”, lamentó.
En un lamento amargo, el religioso argentino y misionero en la Franja de Gaza pidió que las autoridades y grupos radicalizados paren la guerra: “Que frenen, por piedad, que frenen. Las personas están durmiendo en el piso, cubriéndose con lo que sea: Les tenemos que dar agua, comida".
Si bien Romanelli acusa directamente al ejército israelí de las atrocidades contra el pueblo palestino no afiliado a Hamás, también lanzó condenas al grupo terrorista que inició la escalada de agresiones: "No quiere decir que uno no condene; uno condena todos los actos de terror, todos los actos injustos. En estos días de bombardeo en Gaza han muerto más de mil 500 personas, mayormente civiles, entre ellos más de 400 niños. Para mí la vida de un niño israelí vale como la vida de un niño palestino", acotó.
Romanelli asegura que independientemente del conflicto actual, en Gaza ya se vivía una emergencia humanitaria. En el último tiempo, se habían logrado unos miles de permisos para trabajar, pero ahora todo eso está completamente cerrado: nadie puede salir, nadie puede entrar, y no puede entrar tampoco la electricidad, la energía, el agua, alimentos, medicamentos".