Bangkok, Tailandia.- La visita del papa Francisco al Reino de Tailandia ha llevado por hilo conductor la permanente solicitud cristiana por velar a favor de los más indefensos: mujeres, niños, migrantes, pobres, mendigos y despojados. El Papa ha pedido una sociedad donde “los artesanos de la hospitalidad” se comprometan a vivir en la justicia, la solidaridad y la armonía fraterna.
En el primero de los dos días de visita por el país del sureste asiático, el pontífice centró sus discursos para que las mujeres y los niños sean protegidos de la explotación, el abuso o la esclavitud; que los pobres, los despojados y los migrantes sean contemplados en su digna humanidad; y que los retos globales no soslayen el impacto que tiene la familia humana tanto en su resolución como en los riesgos que corren sus miembros si no se trabaja a favor de la cooperación política, económica y cultural.
Ante el primer ministro Prayuth Chan-ocha’s y personal del gobierno tailandés, el Papa dirigió un saludo al Rey Rama X y a la familia real con quienes se reunió de manera privada por la tarde.
“Quiero comprometer personalmente todos los esfuerzos de la pequeña pero viva comunidad católica, para mantener y promover esas características tan especiales de los Thai, presentes en su himno nacional: pacíficos y cariñosos, pero no cobardes; y con el propósito firme de enfrentar todo aquello que ignore el grito de tantos hermanos y hermanas nuestros que anhelan ser liberados del yugo de la pobreza, la violencia y la injusticia. Esta tierra tiene como nombre libertad. Sabemos que esta sólo es posible si somos capaces de sentirnos corresponsables unos de otros y superar cualquier forma de desigualdad”.
Faros de esperanza
Uno de los actos más esperados fue el encuentro del Papa con el Patriarca Supremo Budista en el templo de Wat Ratchabophit Sathit Maha Simaram en Bangkok. Los creyentes cristianos son minoría en la nación tailandesa, pero desde hace medio siglo, los monjes budistas y el patriarca supremo han sostenido una relación de respeto con el Obispo de Roma.
“Doy las gracias a este pueblo porque, desde la llegada del cristianismo a Tailandia, hace unos cuatro siglos y medio, los católicos, aun siendo un grupo minoritario, han disfrutado de la libertad en la práctica religiosa y durante muchos años han vivido en armonía con sus hermanos y hermanas budistas”, reconoció Francisco.
El supremo patriarca de Tailandia, Ariyavongsagatanana IX, es la cabeza de los monjes budistas del país. Es electo entre los notables monjes budistas y ratificado por el rey. Somdej Phra Maga Muneewong, asumió este role en 2017 y es el vigésimo patriarca de Tailandia. El patriarca salió hasta la puerta del templo para recibir al líder católico y recibió, entre otros regalos, una copia de la Declaración de Abu Dhabi sobre “La Fraternidad Humana para la Paz Mundial y la Convivencia”.
“Posibilidades como estas nos recuerdan lo importante que es el que las religiones se manifiesten cada vez más como faros de esperanza, en cuanto promotoras y garantes de fraternidad”.
Ante las llagas de los enfermos
En su visita a los agentes sanitarios y enfermos del icónico Hospital de San Luis de Bangkok, el Papa fue recibido por el cardenal arzobispo, Francis Xavier Kriengsak Kovithavanij; el director del Hospital, Fray Surachai Chumsriphan, y la religiosa responsable de la enfermería.
Ante cerca de 700 personas, el pontífice confió al personal hospitalario: “Ustedes nos permiten contemplar el rostro materno del Señor que se inclina para ungir y levantar a sus hijos”. Recordó que la labor sanitaria no es sólo mediante programas o acciones determinados, sino con el ejercicio pleno de la misericordia.
“Todos ustedes, miembros de esta comunidad terapéutica, son discípulos misioneros cuando mirando a un paciente aprenden a llamarlo por su nombre”.
Jesús rompe los determinismos religiosos
Para concluir la intensa jornada, durante la celebración eucarística en el Estadio Nacional de Bangkok, el pontífice centró su mensaje en la tentación de los “determinismos religiosos y legales”. Compartió que el Evangelio es una invitación y un derecho gratuito para todo aquel que desee escuchar y que, por el contrario, hay “un riesgo en las pretensiones excesivas de quienes podrían creerse con derechos o preferencias sobre Él”.
El papa Francisco invitó también a los fieles tailandeses a “seguir los pasos de los primeros misioneros”. Destacó que esos primeros evangelizadores “pudieron ver que pertenecían a una familia mucho más grande que aquella que se genera con lazos de sangre, de cultura, de región o de pertenencia a un determinado grupo”.
“Salgan al encuentro de las personas que sufren, presas de las lacras sociales como la trata, la prostitución, las drogas y la pobreza… También ellos son parte de nuestra familia”, exclamó.
El Papa dedicó en su mensaje un pensamiento especial para el pueblo que sufre esclavizado por aquellos males y pidió que también se acoja con apertura de corazón a "los migrantes despojados de su hogar y familias, así como tantos otros que, como ellos, pueden sentirse olvidados, huérfanos, abandonados, sin una comunidad de fe que los contenga".
En este mensaje, el papa Francisco también pidió por los pescadores explotados y las personas en condición de mendicidad que son ignorados en las calles y pueblos de la nación tailandesa: “No privemos a nuestras comunidades de sus rostros, de sus llagas, de sus sonrisas y de sus vidas; y no le privemos a sus llagas y a sus heridas de la unción misericordiosa del amor de Dios”.
El Papa cumple con su viaje apostólico a Tailandia para conmemorar los 350 años del Vicariato Apostólico de Siam (hoy Tailandia) y continuará su peregrinación a Japón del 23 al 26 de noviembre.
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