Burgos, España.- Finalmente, tras las serias complicaciones derivadas de la desobediencia y la negativa de las diez monjas clarisas del monasterio de Belorado a acudir a las instancias superiores diocesanas, el arzobispo de Burgos, Mario Iceta, ha declarado formalmente la excomunión a las hoy ex religiosas que han declarado haberse "separado voluntariamente" de la Iglesia católica.
El viernes pasado, las religiosas rechazaron comparecer ante el Tribunal Eclesiástico de la diócesis para explicar su situación y demostrar su fidelidad al obispo titular, vínculo de comunión con la Santa Sede, con el sumo pontífice y la Iglesia católica.
Sin embargo, al no buscar acercamiento con sus pastores legítimos y mantener una posición de desobediencia, el arzobispo de Burgos firmó y divulgó la declaración de excomunión junto con la Declaración de Dimisión (con consecuencias de expulsión) inmediatas de la vida consagrada a todas las mujeres que han incurrido en cisma.
La excomunión se produjo luego de que las diez exmonjas mostraran su "decisión libre y personal de abandonar la Iglesia católica" y por desconocer la autoridad del obispo y de su tribunal eclesiástico.
Con todo, el arzobispado ha reconocido que la excomunión es una pena 'medicinal' de la cual hay remedio; además, mantiene su preocupación por el resto de religiosas que no han secudando el cisma, las cuales pertenecen a la comunidad pero no habitaban en el monasterio, el verdadero epicentro del conflicto debido a los derechos de propiedad y usufructo eclesiástico.
La declaratoria de excomunión comienza una serie de consecuencias importantes que en los próximos días irán tomando cauce: no sólo se han quedado invalidados todos los votos religiosos de las mujeres excomulgadas sino que además dejan de ser monjas y no pertenecen a la comunidad de las religiosas clarisas, por si fuera poco, la titularidad de la propiedad del convento ya no recaería en ellas.
En algún momento incluso se planteará la posibilidad de la 'exclaustración' del recinto para que se devuelva a las autoridades legales y legítimas de la Iglesia de Burgos o a religiosas clarisas que mantengan su obediencia y comunión al sumo pontífice y a sus representantes diocesanos.
Las ex monjas excomulgadas podrían revertir la pena medicinal impuesta por la Iglesia católica; sin embargo, antes tendrán que dar signos públicos y fehacientes de arrepentimiento, cumplir con otras penas impuestas por el Papa o el arzobispo local y volver a andar el camino de comunión con los compromisos que ello supone.
Sin embargo, debido a la actitud de las ex religiosas, la posibilidad se ve lejana incluso el conflicto se puede ahondar aún más pues a partir del lunes 24 de junio comenzará un proceso legal de desalojo del monasterio, la batalla judicial por la titularidad del recinto y es probable que el conflicto convenza más a las hoy excomulgadas a mantenerse lejos de la Iglesia católica.