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O Opinión

Digital, un continente de oportunidad religiosa

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Antes de marzo del 2020, la inversión y formación en instrumentos o sistemas digitales de comunicación en la Iglesia católica en México era más una opción que una necesidad.

Diócesis e instituciones católicas enteras consideraban casi ‘una extravagancia’ que tanto los ministros de culto como los agentes pastorales conocieran profesionalmente las herramientas digitales; lo mismo sucedía en la gran mayoría de los medios de comunicación eclesiales que dedicaban apenas una parte de sus esfuerzos en la exploración de redes sociales y las dinámicas digitales.

Fue la pandemia de COVID-19, en específico el distanciamiento social, el cierre de templos y la prohibición de actividades grupales o multitudinarias en templos y centros de formación catequética, el detonante de una revelación absoluta para pastores y líderes religiosos: Sin el continente digital, la transmisión de la fe y el acompañamiento de las comunidades quedaría en pausa indeterminada, apenas apoyada por la transmisión esporádica de ritos litúrgicos especiales y algunos programas radiofónicos.

En México, con 90 millones de católicos, sólo hay un canal católico en el sistema de cable y 19 estaciones de radio católicas. El resto de la presencia de la Iglesia en medios de comunicación se debe esencialmente a la generosidad de concesionarios y directivos de medios que conceden algunos espacios menores a la Iglesia siempre cuidando los márgenes legales que prohíben en México la transmisión de actos religiosos sin el permiso del Estado.

Lo digital crecía, más por la insistencia de laicos entusiastas que por un decidido esfuerzo institucional. Quizá sólo la plataforma ‘Appostolica’ de la Conferencia del Episcopado Mexicano incursionó con profesionalismo y dimensión interinstitucional en esta materia.

Según un reporte de la Comisión Episcopal de Pastoral de la Comunicación, en abril de 2019: 73% de las diócesis mexicanas contaban con un medio impreso (cuyos tirajes debieron pausar en la pandemia debido a la ausencia de fieles en los templos); sin embargo, todas las circunscripciones eclesiásticas dijeron usar por lo menos una red social (Facebook, Twitter, Instagram, WhatsApp, YouTube, Linkedin y Snapchat) y el 81% de las curias diocesanas contaban con una página de internet, varias de ellas desactualizadas.

Con la pandemia, varios obispos lo reconocieron, debieron invertir en algunas cámaras, teléfonos inteligentes, equipos de cómputo, iluminación y licencias de programas para edición y transmisión de programas digitales.

En algunos casos, parroquias y comunidades eclesiales enteras apoyaron prácticamente su vida pastoral en canales digitales, como el caso del canal 33.3 Televisión de la parroquia capitalina de Nuestra Señora del Rosario de Fátima, cuyo pastor, Daniel Barajas, ha organizado la transmisión en directo de celebraciones litúrgicas, catequesis, rosarios, reflexiones, programas culturales, entretenimiento, conciertos, cápsulas informativas y un noticiario. El canal tiene salidas por YouTube, Facebook y próximamente por aplicación para dispositivos inteligentes.

Desde el inicio de la pandemia, SIGNIS México puso su plataforma Ecclesia.App al servicio de esta imperiosa necesidad pandémica. Originalmente concebida como una interfaz de búsqueda de los diferentes servicios que la Iglesia católica en México realiza, Ecclesia.App condensó el acceso a las transmisiones digitales de los servicios religiosos de la Semana Santa 2020 y emprendió un proceso de visibilización, concientización y vinculación interinstitucional para la difícil realidad diocesana pandémica y la crisis económica eclesial derivada de la suspensión del culto público.

Ecclesia.App, junto a la Fundación Cristo Sacerdote y VCNoticias, ha logrado dar voz a las penurias que viven las diócesis más pobres de México y las ha vinculado con patrocinios que pueden coadyuvar en las necesidades de las Iglesias locales.

Actualmente, tras constatar los buenos resultados de los esfuerzos comunicacionales vía internet durante la pandemia, varias diócesis mexicanas, institutos de formación, centros de apostolado y servicios católicos variados ya cuentan con plataformas digitales para teléfonos inteligentes, modelos de patrocinio económico electrónico, así como profesionalización en el desarrollo y administración de tecnologías de información para la evangelización del continente digital.

Ahora, el imperativo para todas las audacias pastorales en el continente digital es aprender a gestionar los inmensos cambios que suponen nuevos lenguajes, nuevas dinámicas y, sobre todo, una nueva perspectiva teológica del Cuerpo Místico de Cristo: un cuerpo-comunión en el espacio virtual de una nueva realidad.

@monroyfelipe