Ciudad del Vaticano.— En una llamada telefónica realizada esta semana, el Papa León XIV y el presidente ruso Vladimir Putin sostuvieron una conversación centrada en la crisis en Ucrania y la necesidad de avanzar hacia una solución pacífica. El diálogo fue confirmado horas después por el director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni, quien destacó que "se prestó especial atención a la situación en Ucrania y a la paz".
Según Bruni, el Pontífice instó directamente al mandatario ruso a asumir un papel activo en la desescalada del conflicto. "El Papa ha pedido a Rusia que haga un gesto que promueva la paz", afirmó el portavoz vaticano, subrayando también "la importancia del diálogo para entablar contactos positivos entre las partes y encontrar soluciones al conflicto".
En la conversación también se abordaron temas de índole humanitaria. Ambos líderes dialogaron sobre "la necesidad de promover la ayuda cuando sea necesario", así como sobre los esfuerzos en curso para facilitar "el intercambio de prisioneros". En este contexto, el Papa valoró la labor del enviado especial de la Santa Sede, el cardenal Matteo Zuppi, por su mediación humanitaria. "Se habló... sobre el valor del trabajo que realiza el Cardenal Zuppi en este sentido", señaló Bruni.
El Santo Padre aprovechó también la ocasión para hacer referencia al líder de la Iglesia Ortodoxa Rusa. "El Papa Leo se refirió al Patriarca Kirill, agradeciéndole los deseos que recibió al comienzo de su pontificado", y expresó que "los valores cristianos comunes pueden ser una luz que ayude a buscar la paz, defender la vida y a buscar una verdadera libertad religiosa".
Esta intervención diplomática del Papa León XIV se produce en un momento crítico del conflicto en Ucrania, donde las iniciativas internacionales para lograr un alto al fuego permanente aún no han dado resultados concretos. Con este gesto, el Vaticano reafirma su papel como actor moral y mediador internacional en defensa de la paz y de los derechos humanos en contextos de guerra.
El llamado del Pontífice a Moscú constituye una señal clara de que la Santa Sede busca pasar del terreno de las declaraciones a acciones tangibles que contribuyan al fin del conflicto. El mundo observa ahora si la respuesta del Kremlin estará a la altura de esa expectativa.