Cuautitlán Izcalli, Edomex.- Un concreto y duro clamor recogido de las comunidades negras en América Latina y el Caribe se escuchó a través de la voz de la religiosa María Suyapa Cacho (Honduras) en el corazón de la Asamblea Eclesial que se celebra en México:
“En ocasiones [las comunidades afroamericanas] somos vistos como hijastros en la Iglesia; como si Ella no fuera nuestra Madre sino nuestra madrastra… no sé si por el color [de nuestra piel] no lo sabemos, pero es preciso sanar”.
La madre Suyapa, participante en este inédito encuentro eclesial continental, hizo una denuncia concreta sobre las actitudes de liderazgos católicos que aún persisten en todas las regiones latinoamericanas respecto a las comunidades afrodescendientes: “Vienen a evangelizarnos desde ellos y no desde Jesús… porque Jesús sí danza en nuestros ritos”.
Suyapa habla sobre el largo proceso de inculturación de la fe católica en el continente americano, el cual ha sido preponderantemente marcado por modelos eurocéntricos (especialmente españoles e italianos) pero que, con frecuencia, ha olvidado dar voz o siquiera mirar las expresiones religiosas, teológicas y culturales de las comunidades afro en su encuentro personal con Cristo.
La religiosa reconoció que, desde las primeras conferencias episcopales latinoamericanas en la segunda mitad del siglo XX, la Iglesia indígena pudo abrir ciertos espacios de diálogo y que incluso esto se ha reflejado en textos, estudios, magisterio local y hasta universal sobre la Iglesia indígena y de los Pueblos Originarios; sin embargo, acusó, esto no ha ocurrido aún con los pueblos afrodescendientes: "Queremos escuchar al Papa respecto a nosotros".
“Fuí de aldea en aldea y recogí muchas experiencias de los pueblos negros latinoamericanos en el proceso de escucha para esta Asamblea. Ahora no podemos callar lo que hemos vivido”, dijo la religiosa antes de compartir una anécdota que explica el nivel de desconocimiento, incomprensión e intolerancia con la cultura negra latinoamericana:
“El 12 de octubre de 2018, durante una celebración eucarística, el sacerdote paró la Misa porque escuchó a la comunidad cantar el Padre Nuestro en garífuna. Me dio mucha vergüenza y tuve que decirle al sacerdote nuestra indignación y nuestra certeza de que Cristo danza y canta con nosotros”.
La indignación de la religiosa recibió un colectivo y unánime aplauso de los presentes.
El idioma garifuna es hablado por casi 200 mil centroamericanos y comunidades caribeñas; y el 12 de octubre cada vez más se comprende como una celebración de la pluralidad cultural de los pueblos americanos tras el encuentro con los viajeros de Europa en 1492.
Horas más tarde, durante la sesión pública de la Asamblea Eclesial de AL y el Caribe, el cardenal mexicano, Felipe Arizmendi, hizo una propuesta para que la Iglesia del continente fortalezca lazos con los pueblos originarios y afroamericanos a través del nombramiento de un obispo indígena y un obispo afrodescendiente para atender a estas comunidades desde el CELAM “sin sueldo y sin oficina, dando este servicio desde su propio país”.
En el pleno de la Asamblea, la religiosa María Suyapa ahondó: "En 1987,varios investigadores demostraron que la humanidad y sus culturas se originaron en África [...] En sentido extricto toda la humanidad y sus culturas son afrodescendientes; no podemos olvidar la sagrada contribución de nuestra madre África [...] Con estas raíces culturales y espirituales de los ancestros también recibieron la fe cristiana en el Dios de Jesús de Nazaret, inculturándolo en sus propios idiomas, ritos, ceremonias, lenguas, símbolos y expresiones en esta tierra sagrada, generadora de vida [...] y, sin embargo, la diversidad cultural y religiosa hecha por los vencidos aún no es reconocida ni en la sociedad civil ni en la Iglesia; por ello aún padecemos exlcusión, discriminación, dominio y control sobre nuestras culturas y vivencias relgiosas".