Puerto Príncipe, Haití.- El largo proceso de incertirumbre e inestabilidad política que vive la nación caribeña de Haití ha alcanzado finalmente a las estructuras e instituciones religiosas; el Seminario Menor del Colegio de Saint Martial administrado por la Congregación del Espíritu Santo fue objeto de actos vandálicos y daños variados el lunes 1 de abril como lo dieron a conocer tanto medios de comunicación como el superior de la congregación religiosa, el sacerdote Raynold Joseph.
Según el relato de los testimonios recabados hasta el momento, hacia las cinco de la tarde del lunes pasado, un grupo de asalntantes irrumpieron en el vestíbulo del Petit Séminaire Collège Saint Martial que se localiza en la capital haitiana. Los bandidos neutralizaron a dos guardias y posteriormente comenzaron a quemar los vehículos resguardados en el seminario y a cometer diveros actos vandálicos. Cuatro sacerdotes y cuatro empleados consiguieron escapar de la violencia escondiéndose o huyendo a pie a la calle o a la catedral cercana. Según los tesmonios, los religiosos realizaron varias llamadas a la central de policía; pero los agentes del orden en ese momento se enfrentaban a un violento ataque contra el Palacio Nacional y por ello no intervinieron en el asalto al Seminario.
"Estamos desolados y hay una gran preocupación ante el continuo deterioro de la situación en el país", declaró el religioso Raynold Joseph
A través de un comunicado, el superior provincial de los religiosos declaró que "durante más de seis horas, los delincuentes siguieron saqueando, quemando y robando". Por fortuna, no hunmo ningún herido, pero los daños materiales fueron considerables: cuatro coches quemados, los demás destrozados, la administración del colegio incendiada, las oficinas saqueadas, así como la residencia de la comunidad y los locales de la escuela.
El P. Joseph enumeró los daños de la propiedad: frigoríficos, paneles solares, baterías, inversores, el sistema de purificación de agua, colchones y equipos informáticos y electrónicos. Sin embargo, la preocupación mayor es que, en medio de la situación de desgobierno en Haití, los actos vandálicos se repitan en los próximos días:
"Es probable que se produzcan otras intrusiones en las próximas horas o días si la escuela, de un modo u otro, no es segura... La situación en Puerto Príncipe se está descontrolando y somos más víctimas que nunca, estamos desolados y la preocupación es grande ante el continuo deterioro de la situación en el país", dice el sacerdote en su comunidado.
Frente a los hechos la Conferencia Haitiana de Religiosos expresó su "profundo dolor por la situación de caos que vive hoy la población haitiana", su solidaridad con los espiritanos y denunció "los ataques a las instituciones de la Iglesia que están siendo saqueadas y profanadas por individuos fuertemente armados que atacan a personas humildes que no hacen más que servir a toda la población, especialmente a los más pobres".
Indignada por los ataques sin escrúpulos a la propiedad privada y estatal que ponen en peligro la vida de los demás, la Conferencia de Religiosos declaró que espera que "todas las personas con autoridad política, civil y religiosa trabajen juntas con perseverancia para restablecer la paz y construir la justicia en esta tierra que ha visto nacer a héroes de la libertad".
Fue a finales de febrero cuando poderosas bandas criminales han tomado violentamente varias instancias y estructuras de gobierno local como comisarías, prisiones, el aeropuerto y el puerto marítimo. El objetivo de estos grupos criminales es derrocar al primer ministro Ariel Henry, que dimitió el 11 de marzo para dar paso a un Consejo de Transición el cual, sin embargo, aún no se ha constituido.
En un comunicado emitido el lunes, el entorno de Ariel Henry hizo saber que el Consejo aún no se ha constituido porque la Constitución haitiana no autoriza su creación. Y mientras la situación política parece estancada, las bandas criminales siguen haciendo estragos e imponiendo la ley de la violencia en la capital haitiana.