Bogotá, Colombia.- El arzobispo de Yucatán, Gustavo Rodríguez Vega, fue nombrado nuevo presidente de la Red CLAMOR (Red Eclesial Latinoamericana y Caribeña de Migración, Desplazamiento, Refugio y Trata de Personas). La elección se tuvo el miércoles 11 de marzo de 2020, en el marco del Encuentro de Conferencias Episcopales de la región bolivariana, promovida por el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM).
La Red CLAMOR es iniciativa del que fuera el Departamento de Justicia y Solidaridad (DEJUSOL) del CELAM y la “Declaración de Honduras” que presenta el proyecto de la red como respuesta a las necesidades de las personas que por distintos motivos se ven en la obligación de migrar. Su objetivo se centra en integrar y articular carismas, recursos y experiencias de instituciones eclesiales comprometidas en el acompañamiento y servicio a migrantes, refugiados, desplazados y víctimas de tráfico y trata de personas.
Red CLAMOR trabaja en cuatro principios fundamentales: la acogida, protección y promoción de la dignidad de quienes migran y su integración e inserción en las comunidades y países donde se desplazan.
“La Red CLAMOR está inspirada en una espiritualidad que vive de manera encarnada la comunión y la participación. Esto significa que se preocupa por escuchar el clamor de los pueblos que por diversas situaciones se ven obligados a desplazarse sus territorios de origen”.
Dicha red articula experiencias, recursos y carismas que representan a instituciones de carácter eclesial que están comprometidas con el servicio a las personas en condición de migrantes desplazados forzados, víctimas de las diferentes expresiones de la trata de personas y el tráfico.
Según lo explica la propia red, los miembros de estas organizaciones “buscan ser el rostro de una Iglesia samaritana que se mueve por la misericordia de Dios que en la persona de Cristo, sale al encuentro de los itinerantes porque reconoce en ellos a nuestros hermanos”.
Su razón de ser es articular el trabajo pastoral que realizan diversas organizaciones de la Iglesia Católica en América Latina y el Caribe para que desde la misión evangelizadora de una Iglesia en salida se pueda acoger, proteger, promover e integrar a los migrantes, refugiados, desplazados y víctimas del tráfico y trata de personas.
