Cuautitlán Izcalli, Estado de México.-La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) emitió un mensaje dirigido al Pueblo de Dios, en el marco de su 119 Asamblea Plenaria. El documento, inspirado por conmemoraciones centenarias y la esperanza del Año Jubilar, abordó asuntos álgidos como la violencia, la migración forzada, la crisis familiar y la búsqueda de unidad eclesial bajo el pontificado de León XIV.
Los obispos señalaron que, pese a los discursos oficiales, la violencia en México no ha disminuido. “Nos dicen que la economía va bien, pero muchas familias no pueden llenar su canasta básica”, afirmaron. También cuestionaron la falta de transparencia en el combate a la corrupción y la concentración arbitraria del poder.
"Nos dicenn que la violencia ha disminuido, pero muchas familias que han perdido seres queridos o poblaciones enteras que viven con miedo constante experimentan otra realidad", denunciaron y aclararon que no señalan a ninguna persona o autoridad como divulgadora de narrativas triunfalistas sino que sólo desean dar voz a la experiencia social y comunitaria de sus diócesis.
Denunciaron, por ejemplo, que el crimen organizado mantiene el control territorial en amplias zonas del país, con extorsiones sistemáticas, desplazamientos forzados y asesinatos de sacerdotes, agentes pastorales y líderes sociales. “El Estado, en muchos lugares, ha cedido el control a grupos delictivos y no ha logrado recuperarlos”, señalaron.
Relataron casos en la región de Tierra Caliente donde, además de minas antipersonales, hay pueblos enteros desaparecidos por que sus tierras son reclamadas por el crimen organizado por ser “estratégicas” para sus negocios.
Migración: más acompañamiento pastoral
Los obispos destacaron además su involucramiento frente a la crisis migratoria que afecta a mexicanos y centroamericanos. Ante las miles de personas huyen de la violencia y enfrentan extorsión, secuestro y trata de personas; la Iglesia católica, a través de casas del migrante y albergues, acompaña a estos grupos con la convicción de que "el rostro del migrante es el rostro de Cristo crucificado hoy”, expresaron.
Los obispos recibieron en los primeros días de la Asamblea a el cardenal Fabio Baggio, subsecretario del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral y el encargado de la promoción y animación pastoral frente al drama migratorio de la Santa Sede. El cardenal compartió reflexiones sobre las actitudes que el papa Francisco y el papa León XIV promueven entre el episcopado global para responder al fenómeno de migración.
Los obispos también reconocieron el interés del nuevo presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB, por sus siglas en inglés) en continuar abogando por los migrantes y los fenómenos sociales derivados desde la perspectiva humanitaria e integradora.Anunciaron que, además de continuar con los trabajos pastorales binacionales con EU, próximamente se sostendrá un encuentro trilateral sumando a Canadá para analizar la realidad migratoria de la región norte del continente y proponer respuestas compartidas.
Defensa de la familia y rechazo a ideologías
Los obispos también alertaron sobre "una sistemática desestructuración familiar que genera, inevitablemente, una desestructuración social... no podemos ignorarlos: familias desintegradas, violencia intrafamiliar y en ambientes escolares, adicciones que destruyen la vida de los jóvenes".
Los pastores identifican que hay polítcas públicas y políticas educativas que, según ellos, atentan contra la familia e imponen una visión antropológica ajena a la dignidad humana. Cuestionaron la relativización de la identidad sexual y la complementariedad hombre-mujer: “Se introduce en las escuelas una ideología que diluye la identidad sexual”, señalaron, y acusaron al Estado de negar a los padres el derecho a participar en la educación de sus hijos.
Una ruta jubilar en memoria de la fe mexicana
El documento recordó finalmente el centenario de lo que llamaron la “resistencia cristera” (2026), en el que más de 200 mil católicos defendieron su fe en 1926 frente a la persecución religiosa activa e institucional desde el gobierno y el ejército postrrevolucionarios. Los obispos llamaron a no reducir este hecho a una conmemoración nostálgica, sino a reflexionar sobre la radicalidad de la fe ante tiempos autoritarios: “Ningún poder humano puede reclamar la soberanía absoluta sobre la conciencia”, afirmaron.
Anunciaron que honrarán "la memoria de los más de 200 mil mártires que entretaron sus vidad defendiendo su fe.. los cristerios dieron su vida por una causa sagrada... escribieron una página luminosa en la historai de la Iglesia universal y de nuestra patria".
También anunciaron la preparación del Jubileo Guadalupano de 2031, como signo de reconciliación y unidad, y el bimilenario de la Redención Universal en 2033.
Los obispos reconocieron el liderazgo del papa León XIV, quien ha insistido en la unidad de la Iglesia y la paz mundial: “No puede haber paz auténtica en el mundo si no hay comunión en la Iglesia”, citaron del pontífice.
Los obispos expresaron su disposición al diálogo con todos los que “verdaderamente amen a México”.

