Morelia, Michoacán.- “Hoy no podemos, como Iglesia, pretender realizar nuestra misión solamente predicando o celebrando sacramentos; tanto la predicación como la celebración de la fe la tenemos que hacer presencia testimonial en atención a quienes más lo necesitan”, reflexionó el arzobispo de Morelia y vicepresidente de la CEM, Carlos Garfias Merlos.
Al compartir las experiencias vividas durante la Semana de Formación Permanente de los obispos mexicanos, realizada del 31 de agosto al 3 de septiembre, y como corolario tras las reuniones del arzobispado de Morelia sostenidas con autoridades estatales, municipales y organizaciones de la sociedad civil de Michoacán, el arzobispo destacó la importancia de la acción y obra social desde la Iglesia católica en tiempos que apremian solidaridad.
“Hoy el desafío es la pastoral social. Ver en dónde las personas tienen hambre y ver qué les damos de comer; en tienen enfermedad y ver cómo los acompañamos; dónde necesidad de insumos para la prevención y protección contra coronavirus y ver cómo los podemos apoyar; incluso cómo en un hospital pueden tener necesidad de materiales y ver cómo los podemos asistir”.
Garfias ejemplifica que la integración y coordinación del colectivo ‘Michoacán Humanitario’ donde la Iglesia católica converge con autoridades civiles, organizaciones de la sociedad, diferentes instituciones y asociaciones religiosas busca precisamente ser una expresión de la pastoral social que los católicos promueven.
El arzobispo comentó que, desde la Academia Pontificia para la Vida, se ha analizado cómo responder a los muchos desafíos de la realidad contemporánea:
"El desafío del mundo es la revolución de la fraternidad. El desafío es cómo poder ser hermanos en medio de las situaciones más adversas".
El arzobispo continúa: "La Academia Pontificia nos plantea, por ejemplo, que un aspecto por atender es alimentar la salud de la gente y cuidar la Casa Común. La pandemia nos enseñó la importancia de ser higiénicos, cuidadosos, mantener saludables los lugares donde vivimos. Y dentro de ese cuidado de la casa común, hacernos responsables de nosotros mismos y ayudar a otros a hacerse responsables”.
En el encuentro digital quincenal que sostiene con periodistas, el arzobispo también reflexionó sobre la importancia de que todos los miembros de la Iglesia católica participen de los lenguajes contemporáneos y las nuevas dinámicas de relación social: “Es meternos a las redes sociales y hacer presente el tema del Evangelio, principalmente para niños, adolescentes y jóvenes. Crear allí una cultura de paz, de solidaridad; una cultura de sensibilidad para los enfermos, los pobres, las madres solteras, los huérfanos, las viudas. Entrar en el mundo de los lenguajes de hoy para llevar el mensaje del Evangelio”.
Garfias adelantó que explorará la posibilidad de crear una red de jóvenes que puedan crear mensajes desde el Evangelio para las redes sociales. Dijo que la Semana de Formación para obispos, que este 2020 se realizó de manera virtual, justo ayudó a que los pastores “salieran muy animados, esperanzados del ministerio evangelizador a través de estas herramientas. Y con la certeza de que podemos lograr más de lo que ya estamos haciendo acotados a nuestros espacios”, concluyó.