Chetumal, Q. Roo.- En su mensaje previo al Miércoles de Ceniza con el que inicia la Cuaresma en la Iglesia católica, el obispo de Cancún-Chetumal, Pedro Pablo Elizondo Cárdenas, aseguró que la socidad padece una 'crisis global' que toca el corazón de cada ser humano y propuso que, para atenderla, "se deben fortalecer y generar los valores que construyan una nuva sociedad y un mundo nuevo".
"La crisis es global -planteó el obispo en su mensaje-; la crisis no es solo de salud, ni política, ni económica, es global. Estamos en una crisis que ha invadido como el aceite que se derrama a todos los sectores, crisis de valores, crisis en la familia, crisis laboral, crisis en la política. Hasta tal punto que, esa crisis global que nos ha envuelto a todos, ha tocado el corazón de cada ser humano".
Elizondo explicó que la humanidad vive una 'crisis antropológica' pues "lo que está a prueba y sufriendo, es la situación de la dignidad humana de cada individuo. Lo que está a prueba y está sufriendo, es el concepto del hombre".
"¿Quién es el hombre? ¿es o no es una creatura? ¿tiene o no tiene dignidad humana? ¿tiene o no tiene derechos fundamentales a la vida, a la dignidad, al trabajo, al techo, a la tierra? ¿tiene o no tiene derecho a la libertad de religión, de conciencia, de expresión? Lo que está en crisis, es el hombre mismo", aseveró.
Ante este panorama, el obispo recordó a los creyentes que hay una única salida a esta crisis y que les obliga a emprender una nueva misión: "Para los discípulos del Señor, hay una misión, sacar al hombre de su crisis antropológica y devolverle su dignidad. Rescatar los valores que lo dignifican, que lo humanizan, que lo construyen como persona y como hijo de Dios".
El obispo llamó a los católicos a "fortalecer y generar los valores que construyan una nueva sociedad y un mundo nuevo; donde reine la justicia, la paz y el amor. Donde reine la vida y la verdad. Donde reine la fe, la esperanza y la caridad. Donde reine la gracia y la santidad".
Apuntó que el gran reto de la Iglesia católica "es volver al modelo de los orígenes: pequeñas comunidades de discípulos donde todos tenían un solo corazón, una sola alma".
FInalmente, en su mensaje exhortó a los creyentes a "decidir el camino nuevo" a través de una profunda y real conversión: "Es tiempo de hacer un profundo discernimiento de su santísima voluntad. Es tiempo de cambiar".