Morelia, Michoacán.- Dos de los cinco centros de rehabilitación de adicciones 'Casa del Artesano' de la Arquidiócesis de Morelia se han visto obligados a limitar sus servicios debido a la carencia de recursos económicos para su operación; no obstante, el resto de centros de auxlio para personas en condición de adicciones continúan funcionando como parte de los servicios de construcción de paz en Michoacán.
A pesar de la falta de recursos, la Iglesia michoacana también mantiene los Centros de Escucha para Víctimas de la Violencia y su misión, en medio de la crisis de inseguridad, altos índices de criminalidad y hasta los desplazamientos forzados de cientos de familias, busca favorecer la reconstrucción del tejido social.
Néstor Díaz Aguilera, encargado de la supervisión de los centros de rehabilitación explicó que se require apoyo económico para estos espacios que son "una alternativa de atención a las personas que padecen adicciones... porque lo que se ofrece en el estado son de muy mala calidad o son muy costosos".
El psicólogo Díaz aclaró que el servicio de la institución social patrocinada por la Iglesia católica de Morelia quiere responder a la necesidad de un espacio digno, con respeto a los derechos humanos y libre de violencia.
"En estos espacios se trata a las personas con alguna adicción como víctimas, aún cuando sea polémico, porque en algún momento lo fueron y llega el momento en que lo reproducen y se vuelven victimarios ante el dolor emocional que los obliga a medicarse, principalmente con drogas fuertes y baratas como el cristal", reveló.
El esquema de estos centros de rehabilitación corresponde al de un modelo mixto, con personal profesional que atiende a personas que acuden voluntariamente y ya han tenido un proceso de desintoxicación.
Los tres centros son varoniles, aunque se intentó uno femenil no prosperó en Santa Rita porque es más el tabú entre las mujeres y más complicado contar con personal especializado femenino; el otro fue uno ubicado en Balcones de Santa María que ahora opera otra asociación.
Aunque se trata de un proyecto de la Arquidiócesis de Morelia para construir la paz, se requieren recursos para operarlos y se cobra la mensualidad en cinco mil pesos, cuota que cubren los familiares, las foranías, las parroquias o sacerdotes que hacen su vaquita y se hacen cargo.
Casa del Artesano surgió en el contexto de violencia que vive el estado, en el que se encuentran tres de las 50 ciudades más violentas del mudo, Zamora que se ubica en el primer lugar, Uruapan en el octavo y Morelia en el 34, además de que colinda con otras ciudades violentas como León o Irapuato que están en los lugares 21 y 22 del ranking mundial.
(Información Quadratin Michoacán)