Mérida, Yucatán.- El obispo auxiliar de Yucatán y doctor en Derecho Canónico, Mario Medina Balam, afirmó que la bendición de la Iglesia está orientada a todos los creyentes para que Dios les ayude a vivir de acuerdo a la voluntad divina; aunque, aclaró, en algunas ocasiones -como la bendición de parejas del mismo sexo- se deben seguir condiciones particulares para no confundirlas con una autorización o aprobación o equiparación con una unión matrimonial.
Ante medios de comunicación, el arzobispo de Yucatán, Gustavo Rodríguez Vega, y sus obispos auxiliares, aclararon algunas dudas surgidas tras la publicación del documento 'Fiducia supplicans' del papa Francisco que autoriza la práctica de bendiciones a personas en situación irregular, ya sean parejas del mismo sexo o divorciados vueltos a casar.
Medina Balán aseguró que, la orientación pastoral tiene la finalidad de auxiliar a los ministros a atender a todas las parejas, a todos los creyentes que buscan auténticamente a Dios y un signo de su asistencia.
El canonista también especificó que una bendición a un matrimonio tiene una característica constitutiva, es decir que sólo puede darse a las uniones entre varón y mujer; por el contrario, otros signos de bendición pueden darse fuera de los sacramentos o fuera de rituales. Sin embargo, aclaró que incluso cuando se solicite una bendición de este tipo, si la pareja va vestida de novios o si se solicita en un ambiente de boda civil, los ministros de culto deberán negarse a impartirla puesto que no es una confirmación ni una validación de ningún estatus de vida.
Medina Balam insistió en que el documento de la Santa Sede que ha propiciado gran debate actual, ratifica en todo momento la doctrina permanente del matrimonio "porque se trata de la unión indisoluble entre un varón y una mujer que se unen abiertos a la vida".
El arzobispo Rodríguez Vega explicó finalmente que la bendición es un acto al alcance de todo creyente:
"Es como cuando al final de la misa se acerca mucha gente y pide la bendición y el padre los bendice y les echa agua bendita. Todo cristiano, todo creyente puede ser bendecido. No importa la situación que esté viviendo, pero no hay que confundir porque el matrimonio sigue siendo un sacramento entre un hombre y una mujer", afirmó.
Pedro Mena Díaz, también obispo auxiliar de Yucatán, también compartió una reflexión basada en su experiencia pastoral:
“Solemos ir al CERESO (Centro de Readaptación Social) en Semana Santa y [los presos] se acercan a pedirnos la bendición de manera individual. ¿Para qué piden la bendición de Dios? Para que salgan de su situación, para su conversión personal; a veces han reconocido que causaron un daño, pero piden la bendición de Dios, para que Él les ayude", compartió.
En todo caso, a decir del arzobispo de Yucatán, las reflexiones de la Santa Sede sobre las bendiciones a las parejas son "una invitación para cambiar la actitud hacia las personas que no pueden contraer matrimonio".
"Les pongo un ejemplo triste, vergonzoso, de una vez que una señora se acercó con un sacerdote, le dijo: ‘¿Qué puedo hacer? Soy divorciada vuelto a casar’. Y el cura le respondió: ‘¡Retírate! Tú eres una adultera“... Eso -relató el arzobispo- es una grandísima ofensa, un gravísimo error, no podemos maltratar a nadie, eso no es cristiano”, concluyó Rodríguez Vega.