Zacatecas, Zac.- Sigifredo Noriega Barceló, obispo de la diócesis de Zacatecas reflexionó sobre la función del liderazgo en la sociedad y aseveró que hacen falta líderes positivos en el país. Durante la tradicional misa dominical en la catedral del Estado, el pastor hizo hincapié en que la principal responsabilidad de los líderes sociales es el prójimo: el pueblo y la ciudadanía.
"Con frecuencia -señaló- nos quejamos de tener malos líderes, con frecuencia nos quejamos de los mercenarios; es decir, de gente que no le importa la gente" y agregó que un buen líder es aquel que ama al prójimo y al pueblo, pero "si tiene otro tipo de interés, entonces se trata de un mercenario".
En ese sentido, el obispo también reflexionó en la necesidad de que otros liderazgos sociales vuelvan a mirar las necesidades del pueblo; por ello, destacó la importancia de seguir con honestidad cada vocación, no sólo los que se dedican al sacerdocio sino también a los que, su vocación les pide trabajar en favor de la ciudadanía como políticos.
Sobre los sacerdotes, Noriega destacó que ellos entregan su vida día a día: "No solo fungen como consejeros, sino que en ocasiones también apoyan materialmente para que algunos puedan continuar sus estudios y salir adelante". Del mismo modo, cualquiera que ofrezca su vocación al servicio del prójimo no sólo debe limitarse al consejo sino a asistir directamente las necesidades de sus congéneres, tal como lo debe hacer una persona cuya vocación es la política, un servicio importante para el bien común.
Durante la celebración, el obispo también resaltó la importancia de que los liderazgos familiares transmitan la fe: "Recuerdo haber escuchado alguna vez, una respuesta a una pregunta que le hacían a una mamá: ‘¿Cómo transmitiste tú la fe? ¿Cómo la transmites a tus hijos?’ Y la mamá respondía: ‘Cuando mi hijo estaba muy pequeño lo ponía ante un Cristo y le decía: él te ama", relató y explicó que en ocasiones sólo basta eso.
Durante la celebración, se realizó una oración colectiva especial por los gobernantes y autoridades civiles "para que promuevan una vida digna, en paz y con justicia y no al servicio de los intereses de unos cuantos"; finalmente, se hicieron preces por todas las personas que se dedican a la política "para que promuevan la honestidad y la sana competencia".