Parral, Chihuahua.- Ante la sostenida violencia criminal en la región de Guadalupe y Calvo, el obispo de Parral, Mauricio Urrea Carrillo, ha hecho un llamado a la presencia del orden policial, militar y judicial en la zona serrana para que se controlen los actos delictivos, principalmente el homicidio que ya registran medio centenar de asesinatos en el municipio.
El obispo recordó que la Iglesia católica mantiene su llamado al diálogo y a la reconciliación, que se esfuerza a nivel comunitario para llegar a acuerdos, construir la paz y atender a las víctimas del crimen y la violencia:
"No hagamos de nuestras comunidades una zona de guerra, es duro para las familias en la sierra vivir en la zozobra que genera la violencia por el riesgo de que alguno de sus seres queridos les pase algo", dijo el prelado en una exhortación a las autoridades para que asistan con más elementos y mejor estrategia de seguridad, sobre todo al municipio de Guadalupe y Calvo, en donde se han registrado 50 asesinatos en lo que va del año, siendo los más recientes el pasado 28 de octubre -día de San Judas Tadeo- al ser localizados cuatro hombres sin vida, entre ellos dos menores de edad en la comunidad de La Trampa.
En su mensaje, el obispo señaló que cada persona asesinada o 'eliminada', es un hijo de Dios: "No es una cifra ni un desconocido; además de que las formas en las que se dan estas muertes son extremadamente violentas", lamentó.
Urrea Carrillo explicó que la obra de la Iglesia católica en las comunidades afectadas por la violencia pasa por una intermediación para el cese de hostilidades a través del diálogo: "y de la reconciliación para buscar juntos los acuerdos y llegar a la paz... es el convivir juntos y no hacer de nuestras comunidades una zona de guerra".
El obispo también compartió las inquietudes que los habitantes de la zona serrana le hacen llegar y compartió la zozobra que viven en las regiones apartadas de la ciudad pues prevalecen actos de violencia, la presencia de grupos criminales y que, por ello, mismo hay un riesgo importante para la gente y sus seres queridos en esas localidades.
"Cada caso de asesinato, es para nosotros lamentable; la perdida de una vida humana por la vía del homicidio es pecado mortal, según la ley de Dios; porque él es el único que da y toma la vida, su providencia divina es la única que sabe cuándo los días en esta tierra, interrumpir abruptamente ese curso ese tiempo que ha destinado para una persona es un pecado", dijo.
En ese tenor, el obispo Mauricio también quiso destacar la labor que desempeñan las familias al educar a sus hijos e hizo un llamado a los padres y madres de familia para que vigilen y cuiden el consumo de productos violentos entre los niños y los adolescentes; los cuales, aseguró son promuevidos por la cultura actual a través de películas, videojuegos, anuncios, etcétera.
"Es un llamado también a las instituciones educativas y a todo aquel que tenga una función en la sociedad para seguir sumando fuerzas en un pacto común por la paz, un compromiso que tenemos todos", externó.
El obispo Mauricio Urrea decidió abordar estas inquietudes después de los hechos funestos en el municipio serrano que terminaron con el asesinato de cuatro jóvenes, entre ellos, dos menores de edad, los cuales fueron localizados con múltiples impactos producidos por arma de fuego en la comunidad de La Trampa.