San Cristóbal de las Casas, Chiapas.- Ante la posibilidad de que los diputados locales de Chiapas legalicen la terminación temprana de la vida humana en el seno materno, el obispo de San Cristóbal de Las Casas, Rodrigo Aguilar Martínez, ha alzado la voz con un llamado a la reflexión ética y social sobre las implicaciones de esta decisión.
Los legisladores han modificación del artículo 4 de la Constitución estatal, lo cual allana el camino para la legalización del aborto. Frente a este cambio, el obispo Aguilar alertó que la sociedad se enfrente a una "grave contradicción ética y jurídica" pues "mientras se pretenden ampliar los derechos humanos, se ignora el derecho primario a la vida, un principio que inalienable y anterior a cualquier normatividad estatal", dijo.
En su mensaje, dirigido a creyentes, autoridades y a la sociedad en general, el obispo cuestionó: "¿Cómo podemos hablar de derechos humanos si negamos el más básico de ellos, el derecho a la vida?"
Aguilar Martínez también destacó que la dignidad humana, enraizada en la naturaleza misma de la persona, debe ser protegida desde la concepción hasta su término natural. "El embrión no es un ‘potencial humano’, sino una persona humana en desarrollo continuo e ininterrumpido", sostuvo tras citar fundamentos científicos y doctrinales.
El ángulo más relevante del mensaje del obispo Aguilar no solo recae en la defensa de la vida, sino en su exhortación a implementar políticas públicas que verdaderamente apoyen a las mujeres en situaciones vulnerables. Consideró que legislar a favor del aborto es una respuesta insuficiente ante problemas sociales más profundos, como la falta de acceso a servicios de salud, educación sexual integral y programas de acompañamiento.
"En lugar de legislar en favor de prácticas que atenten contra la vida humana, se deberían implementar políticas públicas que apoyen a las mujeres en situaciones de vulnerabilidad", indicó y subrayó la importancia de "promover una cultura de solidaridad y cuidado".
Legislaciones abortistas avanzan en México
El debate sobre el aborto no se limita a Chiapas. El pasado 20 de noviembre, Zacatecas se sumó a los estados que han facultado al sistema de salud y a clínicas privadas la terminación de la vida de no nacidos hasta las 12 semanas de su gestación, de los 27 diputados que votaron sólo seis eligieron preservar el derecho de la vida humana en gestación. Con esta decisión, ya son 14 las entidades en el país que permiten el aborto bajo este marco legal. Sin embargo, la regulación varía significativamente entre los estados, reflejando las tensiones culturales, religiosas y políticas que marcan el tema.
El mensaje del obispo Aguilar también apeló directamente a los legisladores, recordándoles que sus decisiones no solo tienen repercusiones legales, sino también éticas y espirituales.
"Les invito a reflexionar profundamente sobre la responsabilidad que han asumido y a considerar el daño que esta ley puede causar al tejido moral de nuestra sociedad", afirmó.
El jerarca eclesial concluyó su mensaje reiterando el compromiso de la Iglesia de no solo proteger la vida humana, sino de anunciar un mensaje de amor capaz de transformar los corazones. En sus palabras: "Nuestra misión no es solo proteger la vida humana, sino también anunciar el Evangelio del amor, que es capaz de construir una sociedad justa y solidaria".
La despenalización del aborto en Chiapas plantea interrogantes sobre cómo será recibida y aplicada esta reforma en una entidad marcada por profundas tradiciones culturales y religiosas; pero también sojuzgada por la violencia, el crimen y la depredación de poderes económicos, políticos y criminales. De hecho, la despenalización de la comsión de abortos podría dar 'carta abierta' no sólo a criminales y violadores sino a empresarios que, como se ha denunciado muchas veces, condicionan los derechos laborales a las mujeres mientras no estén embarazadas. Mientras tanto, las voces como la del obispo Aguilar ponen sobre la mesa la necesidad de un debate que no solo atienda lo legal, sino también lo moral, ético y social.
En un México dividido por visiones sobre este tema, el desafío será encontrar caminos que integren el respeto a los derechos de las mujeres y la protección de la vida humana, desde una perspectiva integral que priorice la dignidad y el bienestar de todas las personas involucradas.