Irapuato, Guanjuato.- La violencia generalizada en el estado de Guanjuato impide la realización de las actividades religiosas y de asistencia social que realiza la Iglesia católica local, denunció el obispo Enrique Díaz Díaz.
El prelado señaló que en algunas zonas de su diócesis se complica la visita de las casas de los fieles, de los enfermos o de la gente en necesidad que recibe apoyo alimenticio; asegura que, la proliferación de puntos de venta de droga o sitios de alta inseguridad hace que la labor de asistencia se vuelva riesgosa: "Los fieles pueden sufrir agresiones o ataques", lamentó.
Ante este panorama, el obispo relata que párrocos y movimientos laicales debieron modificar sus actividades pastorales, como visitar casa por casa para predicar el Evangelio.
Dijo que suspendieron las visitas casa por casa para predicar la palabra de Dios, pues se corría el riesgo de llegar a lugares que son puntos de venta de droga y podrían ser blanco de ataques:
"Parte de la Misión Guadalupana era ir casa por casa; y, por ejemplo, ahora no es fácil ir casa por casa, con riesgo o de que se malinterprete de que van a buscar o a comprar al llegar en alguna casa algún tipo de droga o el que van a investigar o a descubrir también esos lugares, entonces sí se tiene que modificar, sí ha influido en esto y es algo que nos cuestiona a nosotros como Iglesia", explicó Díaz Díaz.
Señaló que también se han dejado de hacer algunas fiestas patronales o incluso celebraciones para dar acompañamiento a personas que perdieron a algún familiar por la violencia, debido a que no hay condiciones de seguridad para hacerlo.
Otra problemática a la que se enfrenta la labor pastoral es que cada vez hay más colonias que decidieron colocar rejas para protegerse, lo cual no permite que puedan llegar a las casas, como anteriormente lo hacían.
"Cada día hay más clústers, lugares cerrados en donde antes era muy fácil llevar el Evangelio, llegábamos a todas las colonias y a todos los lugares, pero ahora se prohíbe el acceso a muchos lugares, argumentando la inseguridad, entonces no permiten que se vaya al visite o casa por casa y entonces eso dificulta la forma de hacerlo".
Díaz explicó que la diócesis tomará otras propuestas para "poder sortear estas complicaciones" que impuso la inseguridad, pues "la Iglesia tiene la obligación de dar acompañamiento espiritual a las personas que pasan por algún problema", pero reconoció que esto se ha ido complicando.
"No es ocultando las heridas como las vamos a resolver, María de Guadalupe vino y vio las heridas, María de Guadalupe vio la enfermedad, María de Guadalupe curó al enfermo y tenemos que acercarnos y ese es el estilo que tendremos que asumir frente a esto", concluyó.