Ciudad de México.- No es el único ni el más apremiante, pero el templo de Santo Domingo de la Ciudad de México requiere ser restaurado y atendido estructuralmente para que las condiciones atmosféricas no sigan poniendo en riesgo a este recinto religioso, cultural e histórico uno de los más importantes del continente americano.
Ubicada a apenas dos cuadras de la Catedral Metropolitana de México, la iglesia de estilo barroco que se aprecia fue erigida en el siglo XVIII y es el único testimonio del magnífico convento que la Orden de Predicadores (dominicos) levantaron en la capital de la Nueva España.
Antes de este templo, en 1527 se levantó un pequeño templo dominico después de la conquista el cual fue restaurado y reconstruido entre 1556 y 1571; luego de las afectaciones de la Gran Inundación de 1629, se proyectó una nueva reconstrucción diseñada por Pedro de Arrieta a inicios del siglo XVIII.
Diversos temblores que han llegado a la ciudad, el permanente hundimiento diferencial del subsuelo del valle de México así como agentes orgánicos y contaminantes han puesto a prueba la integridad de este templo como de otros cientos en la zona centro y la región sísmica del país. El último, los sismos de septiembre de 2017 que agravaron las condiciones de estabilidad estructural.
El párroco del templo, Carlos Mendoza asegura que los daños más evidentes son "una fractura que cruza de norte a sur todo el cuerpo del inmueble, otra grieta en la zona del coro donde se ubica el órgano y otra más sobre el muro del campanario".
"Desde hace años se estaba hundiendo hacia el lado oriente, y eso se evitó con una cimentación hidráulica que pusieron hace 25 años, pero quedó fracturado".
Sin embargo, los problemas estructurales provienen de la época en que se retiraron los contrafuertes del templo por motivos de movilidad y estética. Esta remodelación así como la falta de recursos para mantenimiento mayor agrava la situación por la humedad que se filtra por los muros.
El principal problema es el presupuesto para la intervención. Una de las últimas restauraciones se realizó en los años 90.
El recinto religioso recibe a centenares de fieles católicos pero también a miles de turistas; incluso es sede de eventos culturales de gran calado como el Festival del Centro Histórico:
"El templo es parte de esta plaza emblemática y es importante conservarla igual que los otros edificios", dice Mendoza.
(Con información El Heraldo de México)