Ciudad de México.- Las cuatro diócesis en la Ciudad de México han matizado el cierre de las iglesias decretado por la jefatura de Gobierno capitalina con motivo de la contingencia sanitaria por el coronavirus COVID-19: "Mantenderemos los tiempos abiertos para la oración personal de los fieles, para que puedan visitarlos".
Desde el Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, pidió a la ciudadanía a permanecer en sus hogares para evitar la transmisión comunitaria del coronavirus; pero además, decretó: "Quedan cerrados baños de vapor y gimnasios; y quedan cerrados y no podrán realizarse eventos masivos en iglesias, cines, teatros, deportivos, zoológicos. Vamos a buscar la reducción de hasta 50 por ciento de todos los trabajadores sin labores operativas sustantivas, de alcaldías y gobierno central, para que se queden en casa".
Ante esta disposición de las autoridades, la Arquidiócesis de México y las diócesis de Iztapalapa, Azcapotzalco y Xochimilco han matizado la instrucción civil. El cardenal arzobispo de México, Carlos Aguiar Retes, explicó que en las 634 iglesias de su territorio diocesano permanecerán abiertas, las misas se continuarán celebrando sin presencia de fieles:
"Sin embargo, pido a los párrocos de los templos que tengan la capacidad de prever las medidas sanitarias pertinentes, que los mantengan abiertos en los horarios habituales para que los fieles puedan acudir y encontrar consuelo en estos momentos tan difíciles", reviró el purpurado.
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En el mismo tenor, el obispo de Xochimilco, Andrés Vargas Peña, instruyó a los sacerdotes de las alcaldías de Xochimilco, Milpa Alta y Tláhuac: "Como ya lo había indicado, en la medida de lo posible, los templos permanecerán abiertos para la oración personal, de manera que puedan visitarlos y permanecer un momento en oración".
Vargas Peña también instruyó la suspensión de todas las celebraciones litúrgicas y de piedad con participación de los fieles laicos:
"Ha llegado el momento de observar la estricta indicación de sana distancia como la más importante de las medidas que favorezcan la no propagación del virus".
Por lo que a partir del 24 de marzo y hasta nuevo aviso, todos los sacerdotes capitalinos deberán celebrar misa de manera privada, apoyados por medios de comunicación para alcanzar a sus fieles de manera virtual.
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Estas medidas, sin embargo, provocan afectaciones en la masa económica parroquial que depende, en gran medida de las celebraciones sacramentales y especiales para los feligreses (XV Años, Bautismos, Confirmaciones, Bodas, aniversarios, etcétera). Por ello, Vargas Peña reflexiona: "El cierre del culto público, sin duda que tendrá su impacto en lo económico".
"Tengan presente que los templos y sus edificios anexos, así como los colaboradores laicos que nos ayudan como empleados, dependen de los recursos económicos de los templos. No paso por alto el hecho de que todas las familias se encontrarán en una situación de dificulad económica, sin embargo, apelo a su consideración y corresponsabilidad, y busquen la manera de ayudar a sus sacerdotes de modo que se sostengan económicamente los servicios y las obras de evangelización", escribe Vargas.
"Por otra parte -revela el cardenal Aguiar-, las iglesias de esta Arquidiócesis de México se han comenzado a ver afectadas por la falta de recursos económicos, pues la colaboración de los ieles es la que hace posible el buen funcionamiento de las mismas".
Aguiar Retes hace por tanto un llamado a los fieles para que estén en contacto con su párroco, "para conocer cuáles son sus necesidades más apremiantes tanto para la atención espiritual de los enferms como para la acción socio-caritativa que se considere necesario atender".
El resto de las diócesis de la Ciudad de México ya habían instruido la suspensión de reuniones pastorales, retiros, grupos parroquiales, encuentros de movimientos eclesiales, catequesis, etcétera. Los obispos Jesús Antonio Lerma Nolasco y Adolfo Miguel Castaño Fonseca, de Iztapalapa y Azcapotzalco respectivamente, al igual que Aguiar y Vargas, habían dispensado el precepto dominical y solicitado a sus presbíteros mantuvieran todas las medidas higiénicas y sanitarias en los templos, oficinas y casas parroquiales.
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