Ciudad de México.- Ante las inquietudes de algunos grupos católicos que exigen a las autoridades eclesiásticas levantar las medidas de sana distancia en el acceso a los sacramentos, Alfonso Miranda Guardiola, obispo auxiliar de Monterrey y secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), reconoce las dificultades que pueden atravesar los fieles pero afirma categórico: “Aligerar o relajar medidas sería irresponsable cuando expusiéramos a los fieles al contagio, en este momento todavía más peligroso por la fase que estamos atravesado”.
En los últimos días, en medio de una prolongada cuarentena mundial ante el coronavirus COVID-19 que tiene postrada prácticamente a todas las instituciones humanas, grupos de fieles católicos han solicitado a los obispos a que reduzcan las medidas sanitarias que han impuesto respecto a la celebración de los sacramentos, particularmente el de la Eucaristía.
En todos los rincones del orbe, los obispos han indicado a los sacerdotes celebrar la Misa en privado y ofrecerla especialmente por quienes padecen y enfrentan la pandemia. Además, han determinado protocolos extraordinarios de actuación pastoral en medio de la pandemia, tanto para el auxilio espiritual como para los ritos con enfermos y difuntos.
“Es una situación muy difícil. Como Iglesia, los obispos, sacerdote, religiosos y religiosas estamos preocupados buscando mil maneras de estar cerca del pueblo”, apunta el obispo Miranda.
Para el obispo, sin embargo, la creatividad para permanecer con los fieles debe seguir escrupulosamente las indicaciones del sector salud tanto de las autoridades federales como de cada estado: “Debemos seguir estos lineamientos para no exponer a nadie, ni a las familias ni a los sacerdotes; para que ellos no se vuelvan transmisores del virus”.
Y es que, comenta, que debido a cierto relajamiento ante las recomendaciones sanitarias “en muchas partes del mundo, los sacerdotes también ha sido transmisores del virus. Lamentablemente algunos conventos o seminarios se han visto contagiados, en su inmensa mayoría, por estas formas, no tan escrupulosamente llevadas a cabo”.
Por ello, Miranda Guardiola hizo una exhortación para que los ministros religiosos sean creativos y “busquen estar cercanos al dolor de su grey pero sin exponer a nadie, ni a más familias, ni a los fieles, ni a los sacerdotes mismos, los cuales pueden no solamente contagiarse -que a final de cuentas sería lo de menos en el cumplimiento del deber- pero no así el que uno mismo pueda contagiar a sacerdotes con los que vive, en los seminarios o casas sacerdotales, etcétera”.
El secretario general de la CEM recordó que en las últimas semanas se han redactado protocolos de acción pastoral y sacramental. Uno de estos protocolos es para la asistencia de fieles o familiares con un difunto por COVID-19, también sobre el servicio y las medidas de seguridad para capellanes -especialmente en hospitales: “Buscamos todas las formas posibles de estar cercanos, presencialmente, optando por formas y maneras para no exponer a nadie ni al pueblo ni a los sacerdotes”.
Finalmente, Miranda Guardiola responde a los fieles que exigen a los obispos reducir las medidas de sanidad: “El arzobispo Rogelio Cabrera López, presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, ha hablado reiteradamente de un ayuno sacramental. La Iglesia en el mundo y en México atraviesa esta situación de ayuno; todos quisiéramos acercarnos a la eucaristía a la confesión, etcétera; y no lo podemos hacer por ahora, estamos viviendo este ayuno. Pero aligerar o relajar medidas sería irresponsable cuando expusiéramos a los fieles al contagio. En este momento todavía más peligroso por la fase que estamos atravesado estamos monitoreando para buscar las medidas adecuadas al municipio, a la diócesis y al tiempo que sea conveniente”.
Por lo pronto, el obispo hizo un reconocimiento a la creatividad, esfuerzo y sacrificio de cientos de sacerdotes, religiosos y religiosas para acercar la palabra de Dios y la presencia de la Iglesia, ya sea en las necesidades humanas (como en el programa ‘Familia sin Hambre’) como en las espirituales: “Ya sea sacando el Santísimo por las calles, a nivel físico; o a nivel virtual mediante horas santas, misas, oraciones para enfermos y difuntos por COVID19 y para cualquier otra intención, vía telefónica, internet, etcétera”.
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