Ciudad de México.- Tras el quinto mes de la presencia del SAR-Cov2 en tierra mexicana, el Centro Católico Multimedial (CCM) reporta 67 agentes y ministros de pastoral fallecidos por complicaciones derivadas del COVID en 34 circunscripciones eclesiásticas del país.
En el 6to Reporte CCM Cérigos y Religiosos Fallecidos en México por Complicaciones Asociadas al COVID, la compilación de datos de la unidad de investigaciones del centro encontró que a pesar del repunte en el índice de contagio en el país, las diócesis y comunidades religiosas continúan sin contar con un registro claro ni con información verificable de los casos de COVID o de agentes de pastoral acaecidos directamente por los efectos del virus.
Los investigadores explican: "En el período comprendido en el presente reporte se tuvo la característica de un repunte en el índice de contagios a nivel nacional de forma sostenida... A inicios de agosto, se dieron récords de contagios y fallecimientos al alcanzar 47 mil 472 muertes y más de 434 mil casos acumulados. La mitad del país permanecía en semáforo rojo y la otra, en naranja liberando actividades no esenciales, entre ellas las religiosas, con las debidas precauciones y medidas de seguridad sanitarias... desafortunadamente no se cuenta con los datos para conocer con exactitud el número de sacerdotes, diáconos, religiosas o religiosos contagiados".
En la investigación, por ejemplo, gracias a las informaciones de los medios de comunicación y las redes sociales allegadas a las parroquias se supo que dos sacerdotes murieron con signos que apuntaban a COVID-19: "Sin embargo, las autoridades diocesanas ni confirmaron o negaron que las causa de la muerte estuviera asociada con complicaciones derivadas del virus, al no haberse practicado los exámenes confirmatorios".
Las tres circunscripciones eclesiásticas más masivas (Guadalajara, México y Monterrey) practicaron pruebas al presbiterio local y, con excepción de la Arquidiócesis de México, los pastores de las otras metrópolis informaron del estado de sus ministros ordenados: Guadalajara sumó 22 sacerdotes infectados y Monterrey, 6. En México, los resultados de las pruebas realizadas al clero fueron presentadas a los superiores territoriales de los ministros para que tomaran las previsiones necesarias.
Además, en este periodo, el obispo de Cancún-Chetumal, Pedro Pablo Elizondo Cárdenas, anunció que resultó positivo de COVID; sin signos de complicaciones, el prelado atendió las recomendaciones de aislamiento.
En la segunda quincena de julio fallecieron 12 sacerdotes; no se logró contar con información de las comunidades religiosas ni se tuvo noticia de algún diácono acaecido por el virus. Los ministros que perdieron la vida son:
1. Pbro. Jesús Gilberto Gómez Hidalgo. De 53 años. Del clero de la diócesis de Tabasco, vivió el ministerio sacerdotal por 34 años. Desempeñaba su oficio como párroco de Nuestra Señora del Rosario en Ciudad Emiliano Zapata, Tabasco.
2. RP. José Luis Chávez Martínez, SDB. Salesiano, fue ordenado en 1969 y estaba incorporado a la comunidad salesiana de la parroquia San Juan Bosco, Ciudad Acuña, diócesis de Piedras Negras. En un comunicado, el obispo Alonso G. Garza Treviño se refirió al religioso como un hombre que se “entregó de corazón al servicio de los fieles… y estamos agradecidos a él y a la Comunidad Salesiana por su vida en nuestra Iglesia”.
3. Pbro. Óscar Gabriel Méndez Flores. De 46 años. Perteneciente al clero de la diócesis de Orizaba, fue ordenado en 2006. Al momento de su deceso, era párroco de San Sebastián en Tuxpanguillo, municipio de Ixtaczoquitlán, Veracruz.
4. Pbro. Álvaro Fernández Ávila. De 87 años. Conocido como padre Alvarito, su ministerio sacerdotal dejó huella por ser un hombre dedicado al bien de los demás. Exorcista y párroco de diversas comunidades en la Arquidiócesis de Xalapa, el sacerdote fue capellán de religiosas hasta su muerte por causas del covid-19.
5. Pbro. Pedro Tovar Peña. De 90 años. La diócesis de Tepic agradeció los 61 años de fecundo ministerio mismo que se desarrolló en comunidades pobres y de difícil acceso, al servicio de la gente más sencilla y humilde. A sus padecimientos se le añadió la sospecha de covid-19. Vivía en el retiro con su familia.
6. Pbro. Adalberto Pérez Córdova. De 43 años. Del clero de la diócesis de Tabasco, era vicario de la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe en Frontera, Tabasco.
7. Pbro. Sergio Díaz Lepe. De 73 años, era vicario general de la diócesis de Tepic, además realizaba su ministerio atendiendo el asilo de ancianos Juan de Zelayeta.
8. Pbro. Willibaldo Alonso Hernández. De 48 años. Sacerdote del clero de la arquidiócesis Toluca, tuvo a su cargo la Institución Cáritas, cosa que agradeció el arzobispo Francisco Javier Chavolla por su cuidado y empeño. En adición, el sacerdote era párroco de San Antonio la Isla, Estado de México.
9. Pbro. Abel Vázquez Tovar. De 56 años. Del clero de la diócesis de Valle de Chalco, prestó su ministerio en la parroquia de san Rafael Arcángel.
10. Pbro. Rodolfo Ruiz López. De 77 años. La última encomienda de su ministerio fue en la parroquia de Nuestra Señora de Fátima, diócesis Piedras Negras. El diagnóstico de la enfermedad fue fulminante y su muerte fue una sentida pérdida. Fue recordado como un “sacerdote entregado, servicial, sencillo y verdaderamente responsable en todas las encomiendas que recibió. Al llegar a la edad de su jubilación quiso seguir activo, solicitando continuar ejerciendo su ministerio en favor de los fieles. Luchó hasta el final”.
11. Pbro. Hugo Montaño Terán. De 79 años. Su última labor la prestó como párroco de San Francisco de Asís en la colonia Balderrama, de la arquidiócesis de Hermosillo. Tras conocerse que fue infectado por el virus, inició su cuidado y recuperación misma que era satisfactoria y con pronósticos alentadores; sin embargo, las complicaciones dieron un giro drástico y pusieron fin a la vida del presbítero.
12. Pbro. Jesús Tovar Pacheco. De 83 años. Del clero de diócesis de Matamoros. De acuerdo con el comunicado suscrito por el obispo Eugenio Lira Rugarcía, el padre Moyito padeció una larga y difícil enfermedad que lo mantuvo en cama. Tenía “graves problemas para comunicarse” y su vida se apagó víctima del covid-19.