Córdoba, España.-.En un emotivo encuentro en la Basílica de San Juan de Ávila de Montilla, el clero cordobés se reunió para celebrar la festividad de San Juan de Ávila, patrón del clero secular español, y para reflexionar sobre su legado de santidad y entrega apostólica. La Misa, presidida por Demetrio Fernández, obispo de Córdoba, sirvió como un momento de inspiración y renovación para los sacerdotes presentes.
Durante la homilía, Fernández exhortó a los sacerdotes de la diócesis a buscar el celo apostólico que caracterizó la vida de San Juan de Ávila, quien dedicó su vida a ganar almas para Cristo. Rememorando la figura del santo, el obispo destacó su capacidad para acompañar diversos carismas, subrayando que la unión entre los sacerdotes diocesanos y su obispo es fundamental para la manifestación de los dones del Espíritu Santo en la Iglesia.
En un llamado a la búsqueda de la santidad y la entrega total a Cristo, Fernández recordó la historia de San Juan de Ávila, un hombre de familia acomodada que renunció a todo para seguir a Jesucristo. "El secreto del corazón de San Juan de Ávila es que se cree aquello que predica, que lo vive en una relación con Jesucristo llena de amor", expresó el obispo, instando a los sacerdotes a imitar su ejemplo de vida consagrada.
Además, Fernández enfatizó que la reforma de la Iglesia depende en gran medida de la santidad de sus sacerdotes y del fervor de los seminarios. "Ser sacerdote no es una colocación cualquiera, es una vocación de entrega de la vida entera", afirmó el obispo, llamando a los presentes a trabajar por la promoción de vocaciones sacerdotales y a agradecer a Dios por el Seminario de Córdoba.
El encuentro concluyó con un llamado a la acción por parte del obispo, quien instó a los sacerdotes a renovar su compromiso con la santidad y a buscar incansablemente el bien de las almas a través de un servicio pastoral auténtico y entregado.
El legado de San Juan de Ávila sigue siendo una fuente de inspiración para el clero cordobés, recordándoles el llamado a vivir con fervor apostólico y a ser testigos de la misericordia y el amor de Dios en el mundo contemporáneo.