Hong Kong.- El cardenal Joseph Zen, arzobispo emérito de Hong Kong, expresó recientemente su desacuerdo con el desarrollo y los resultados del Sínodo de la Sinodalidad, celebrado en Roma bajo la dirección del papa Francisco.
En su blog personal, Zen cuestionó la estructura y la dirección del sínodo, criticando la inclusión de laicos con derecho a voto, la aprobación directa del documento final por parte del pontífice y la inclusión de agendas oculas que intentan cambiar la moral de la Iglesia, su estructura y su actual forma de gobierno.
El cardenal asiático aseveró que el Sínodo de la Sinodalidad no respeta, en su opinión, los principios establecidos por el papa Pablo VI en 1965, cuando instituyó el sínodo como un foro de liderazgo colectivo para la Iglesia, en el cual los obispos, como sucesores de los Apóstoles, tuvieran un papel central.
Zen argumenta que el Papa Francisco ha alterado esta estructura al permitir la participación de laicos con derecho a voto y al adoptar de forma directa el documento final sin emitir una exhortación apostólica posterior, práctica que era común en sínodos anteriores.
Para el cardenal, este cambio en el protocolo tradicional plantea dudas sobre la legitimidad y los fines del sínodo, sugiriendo que este se utiliza ahora, en sus palabras, para “hacer algunos cambios en las doctrinas o disciplinas de la Iglesia”. Menciona que bajo el pontificado de Francisco, el sínodo ha tratado temas que él considera controvertidos, como la posibilidad de que los católicos divorciados y vueltos a casar reciban la comunión, la ordenación de hombres casados, y la bendición a parejas homosexuales, lo que, a su juicio, señala una transformación en la estructura y enseñanza moral de la Iglesia.
Zen también cuestionó la metodología del sínodo, destacando la confidencialidad que rodea las reuniones y la falta de transparencia en el proceso de discusión.
Argumenta que esta forma de trabajo limita el debate abierto y dificulta a los fieles conocer el progreso y los resultados de las deliberaciones. Según Zen, esta estructura favorece una “eclesiología diferente”, similar a la que impulsó la Iglesia holandesa tras el Concilio Vaticano II, camino que, afirma, podría estar siguiendo ahora la Iglesia en Alemania.
El cardenal Zen advirtió sobre el riesgo de que la Iglesia Católica adopte características que podrían alejarla de su identidad tradicional, describiéndola como una posible deriva hacia un modelo similar al de la Iglesia anglicana.
En su opinión, esta nueva dirección podría comprometer la unidad y claridad en la enseñanza ética, dificultando la distinción entre el bien y el mal para los fieles y socavando, a largo plazo, los principios fundamentales de la Iglesia.
Para el arzobispo emérito de Hong Kong, la decisión de no emitir una exhortación apostólica tras el sínodo representa un cambio significativo. Criticó el hecho de que el Papa apruebe un documento extenso sin tomarse tiempo adicional para revisarlo, lo que, en su opinión, plantea dudas sobre la responsabilidad directa del pontífice en cada detalle del documento.
Las críticas del cardenal Zen se enmarcan en un debate más amplio dentro de la Iglesia sobre la dirección que está tomando bajo el liderazgo del Papa Francisco. Este sínodo, con su enfoque en la sinodalidad y en la participación de laicos, representa un intento de fomentar una Iglesia más inclusiva y participativa. Sin embargo, esta visión no está exenta de oposición entre algunos sectores que consideran que tales cambios podrían alterar la identidad histórica de la Iglesia.
Las reflexiones del cardenal Zen resaltan la división de opiniones que persiste en torno a la implementación de la sinodalidad y los efectos que estas reformas puedan tener en el futuro de la institución.