Roma, Italia.- El cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, hizo un llamado a Europa para que "redescubra su identidad" y enfrente con determinación los grandes retos de la cultura, el comercio y la migración. En una entrevista con el diario Eco di Bergamo, el prelado destacó la importancia de volver a los fundamentos históricos del continente para fortalecer su futuro.
El cardenal advirtió sobre la "crisis de ideas" que afecta a Europa, señalando que si bien el continente posee "anticuerpos para resistir crisis y desafíos", la falta de un proyecto claro lo debilita frente a la competencia internacional. Según Parolin, esta fragilidad está relacionada con la forma en que Europa se relaciona con su pasado, oscilando entre el miedo y la negación de sus propias raíces.
En este sentido, mencionó los debates sobre la Constitución Europea, donde se evitó una referencia explícita a las raíces judeocristianas, optando por una mención más general al "patrimonio cultural, humanista y religioso". Para Parolin, esta decisión afectó la conciencia y la identidad del continente: "En lugar de construir Europa sobre fundamentos y raíces profundas, se ha preferido un consenso de valores cambiante. Pero el futuro sólo puede edificarse sobre el pasado".
El secretario de Estado del Vaticano, que es el máximo exponente de la actividad diplomática y política de la Santa Sede y representante del Papa en estos temas, también abordó las preocupaciones actuales, como el "ateísmo práctico, el populismo y el analfabetismo religioso". No obstante, señaló fenómenos alentadores como el creciente número de jóvenes franceses que solicitan el bautismo, instando a los católicos a reflexionar sobre si su testimonio sigue siendo relevante en la sociedad actual.
En el ámbito geopolítico, Parolin expresó su esperanza de que el alto el fuego en Gaza sea "permanente y que ponga fin al sufrimiento del pueblo palestino". Además, subrayó la necesidad de ofrecer "señales de esperanza tanto a israelíes como a palestinos". Sobre Siria, enfatizó la importancia de fomentar la inclusión y la coexistencia pacífica en la región.
Respecto a la guerra en Ucrania, que se acerca a su tercer aniversario, el cardenal rechazó las soluciones impuestas unilateralmente, argumentando que estas "pisotean los derechos de pueblos enteros" y no conducen a una "paz justa y duradera".
Con este análisis, Parolin reafirma el papel de la Iglesia en la reflexión sobre el destino de Europa, defendiendo una identidad basada en sus raíces históricas y una visión orientada hacia la paz y la justicia global.