Ciudad del Vaticano.- En su primera audiencia general tras su viaje apostólico a Canadá, su peregrinación penitencial como él mismo la definió, el papa Francisco habló de su encuentro con comunidades indígenas y dijo que sintió su dolor “como una bofetada”.
“Sentí el dolor de esa gente como bofetadas. Ancianos que habían perdido a sus hijos y no sabían dónde están. Desaparecieron por esta política de asimilación. Fue un momento muy doloroso. Pero debemos dar la cara. Debemos dar la cara por nuestros errores y nuestros pecados”, dijo el Papa Francisco.
Que la fortaleza y la acción pacífica de los pueblos indígenas de #Canadá sirva de ejemplo a todas las poblaciones originarias para que no se cierren, sino que ofrezcan su contribución para lograr una humanidad más fraterna, que sepa amar la creación y al Creador.
— Papa Francisco (@Pontifex_es) August 3, 2022
El pontífice describió su visita a Canadá como “un viaje diferente a los otros” y cuya motivación principal era la de expresar su cercanía y pedir perdón a los pueblos originarios por el daño causado por las políticas de asimilación forzada y liberación en las que participaron muchos católicos.
“Las comunidades indígenas que han acogido y asimilado el Evangelio nos ayudan a recuperar la dimensión cósmica del misterio cristiano, en particular de la Cruz y de la Eucaristía. En torno a este centro se forma la comunidad, la Iglesia, llamada a ser una tienda abierta, espaciosa y acogedora, la tienda de la reconciliación y de la paz”.
Al terminar la Audiencia General, el Papa Francisco dirigió un particular saludo a los niños del curso de verano que “habían permanecido en silencio hasta aquel momento” por lo que el Santo Padre dijo que era “comprensible que hicieran un poco de ruido”.
El Papa saludó a los pequeños que fueron acompañados por sus padres y por los animadores del curso de verano a quienes agradeció “su valioso trabajo, por la labor que han realizado.