Santiago, Chile.- El pasado 15 de marzo, el pleno de la Convención Constitucional de Chile aprobó una norma bajo el eufemismo de "derechos sexuales y reproductivos", la cual de ser incorporada al texto constitucional establece que el Estado debe asegurar todas las condiciones para realizar abortos, incluso de bebés en embarazos llegados a término.
Los parlamentarios que establecen las bases de la nueva constitución chilena también abrieron la puerta a que el derecho a procurar el aborto sea también para personas que no son mujeres y que los bebés de siete meses de gestación o incluso que están a punto de nacer pueden ser asesinados con todos los recursos del Estado.
Ante este hecho, el Comité Permanente de la Conferencia Episcopal de Chile ha emitido un comunicado en el que califica esta norma como “un gravísimo atentado a la dignidad de la persona humana y sus derechos fundamentales, más allá de cualquier concepción religiosa”. A esto se une algo que aumenta la gravedad, como es que “no se establecen condicionamientos ni limitaciones a este derecho, ni se da un mandato al legislador para que lo regule por una ley, con lo cual queda abierto el camino para permitir el aborto a todo evento”.
Los obispos chilenos insisten en que “establecido el aborto como un derecho constitucional sin ninguna restricción, cualquier ley que pretenda regularlo puede ser declarada inconstitucional”, hasta el punto de que se torna posible que “fueran abortadas creaturas incluso de siete u ocho meses o a punto de nacer”.
Eso convierte esta norma en “un hecho de la máxima gravedad”. En ese sentido, se critica que el hecho de que la Convención “olvida y silencia del todo que en el vientre de quien está embarazada hay un segundo cuerpo, otro ser humano, que para quienes aprobaron la norma simplemente no existe”. Los obispos llegan a afirmar que “se ha ido imponiendo en el país una mentalidad contraria a la vida de la persona ya concebida”.
Ante esta realidad, llaman a los chilenos “a ser conscientes de esta triste dinámica, que tiene como corolario inaudito la incorporación del aborto libre nada menos que como un derecho constitucional”, recordando las palabras del Papa Francisco en su última encíclica, donde dice que “si la dignidad de la persona humana no queda a salvo y, por el contrario, consideramos a algunos menos valiosos o descartables, no hay futuro ni para la fraternidad ni para la sobrevivencia de la humanidad”.
Para el episcopado chileno, “una Constitución Política con una norma sobre aborto libre no podrá ser sentida y asumida como propia por muchos chilenos, entre ellos muchas personas que profesamos una fe religiosa”. Eso se basa en el hecho de que “el respeto a la vida humana desde la concepción no es algo secundario o cuya consideración sea optativa, sino un valor fundamental que afirmamos apoyados en la razón y la fe”.
Por eso remarcan que “de no cambiar esta decisión, la Convención Constitucional pone un obstáculo insalvable para que muchos ciudadanos den su aprobación al texto constitucional que se está elaborando”. Finalmente, los obispos chilenos lamentan “que la mayoría de los convencionales estén optando por polarizar el proceso constitucional con un tema tan significativo, en vez de ofrecer una propuesta en la que la mayor parte de los chilenos podamos reconocernos, más allá de nuestras legítimas diferencias, en torno a un proyecto compartido”. (Información ADNCelam)