San Salvador, El Salvador.- Las intensas lluvias que han azotado Centroamérica en el último mes han causando pérdidas humanas y graves daños a la infraestructura y cultivos en la región; ante el complejo panorama la Iglesia Católica de la estrecha cintura americana ha implementado proyectos de ayuda para las comunidades afectadas.
En El Salvador, por ejemplo, Luis Alonso Amaya, director de Protección Civil, confirmó el fallecimiento de diecinueve personas, entre ellas once hombres, tres mujeres y cinco menores de edad. Además, alrededor de 4 mil 200 personas han buscado refugio en albergues proporcionados por las autoridades. A pesar de los esfuerzos de atención de la emergencia, la situación continúa siendo preocupante.
En Honduras, los medios locales informaron de tres víctimas mortales y un número significativo de personas afectadas por las lluvias. Mientras tanto, en Guatemala, la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres reportó diez fallecidos y más de tres mil damnificados.
Ante las apremiantes condiciones de emergencia y las necesidades de reconstrucción de localidades afectadas por las inundaciones, la Iglesia Católica ha respondido con la puesta en marcha de proyectos de ayuda en la región. En El Salvador, la Pastoral Social ha pedido la colaboración de la población para asistir a los afectados. Luigi Roberto Cona, nuncio apostólico en El Salvador, ha visitado comunidades afectadas para llevar esperanza y fortaleza a las familias. En una entrevista con la agencia ACI Prensa, Cona mencionó que se ha distribuido ayuda alimenticia para aquellos que “han perdido todo: la casa, lo que habían sembrado. El daño económico es muy grande”.
Con los ahorros de la nunciatura apostólica y la colaboración de Cáritas nacional, se han preparado bolsas de alimentos para sostener a las familias afectadas por al menos dos semanas. El nuncio Cona indicó que están buscando apoyo de “instituciones vaticanas” para ayudar a las comunidades a plantar huertos familiares, señalando: “La cosecha se ha dañado, pero podemos ayudarlos a sembrar nuevamente para que puedan vivir de lo que cosechen en el futuro”.
Cona también hizo un llamado a la solidaridad, preguntando: “¿Cómo podemos dormir tranquilamente en nuestras habitaciones cómodas mientras hay gente afuera que no tiene nada? Es momento de la solidaridad, una virtud cristiana que nos acerca a aquellos que necesitan una mano, aliento y coraje”.
A los damnificados en Centroamérica, el nuncio les pidió que no “pierdan de ánimo”, recordando que Dios los acompaña y que se debe seguir adelante: "La vida sigue y tenemos siempre que tener confianza en la gracia, en la misericordia de Dios”.