Cuautitlán Izcalli, Estado de México.- En su primer mensaje al colegio de obispos del país, el obispo de Cuernavaca y presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Ramón Castro Castro, insistió en la urgencia de mantener la unidad eclesial frente a los "tiempos convulsos" y las "condiciones de confrontación y división" en el pueblo de México.
Durante la reflexión homilética del cuarto día de la 117 Asamblea Plenaria, el nuevo presidente de la CEM exhortó a los pastores católicos a mantenerse en la unidad: "una unidad en el episcopado, humana y espiritual, orgánica y organizacional, que hace que la luz de la Iglesia luzca en este país".
Pues dijo, sin signos evidentes de la acción de Dios en la vida cotidiana del país; la gente, ante la injusticia y muerte, "se confunde y va tras dioses que no son dioses, van tras verdades que son engaños, tras ideologías que son deshumanizantes y tras líderes que son lobos".
Pidió por ello encarecidamente "que nada ni nadie nos divida. Ni siquiera nosotros mismos cuando nos dejamos dominar por visiones, prejuicios o emociones contrarias".
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Castro ponderó la urgencia de que el pueblo mexicano reciba ejemplo de unidad ante las "divisiones profundas derivadas de muchas causas" de los "enfrentamientos y confrontaciones que rompen nuestras capacidades de trabajar por el bien común".
"Nuestro pueblo vive un clima de violencia, de múltiples rostros que muestran desconfianza y aislamiento de unos para con otros, actitudes defensivas, compromisos atomizados al bien particular", lamentó.
Aseguró que es por la desconfianza, el miedo y la desesperanza que los mexicanos también son víctimas de "procesos económicos, políticos, educativos y culturales que comprometen el presente y el futuro de millones de personas".
Criticó que son dichos procesos los causantes de condenar a millones de personas a la migración, la pobreza, la marginación, la dependencia, el darwinismo social y "al deslizamiento en picada de una cultura en que el ser humano no vale nada" y que sólo puede padecer el aspiracionismo mediocre "del tener, el consumir, el gozar, el placer sin límites", de tener "la palabra sin verdad, la bondad egoísta y la estética sin belleza" que conducen a una "civilización deshumanizante".
Castro Castro reconoció frente a sus hermanos obispos que el pueblo de México mira a sus pastores "con ojos de orfandad" y los animó a acompañar a su feligresía pues "el pueblo necesita ser apacentado y sabe que la Iglesia de Cristo presente aquí comunica vida, verdad, justicia, amor, desarrollo y verdadera paz".
El presidente de la CEM identificó cuatro motivaciones para mantener la comunión episcopal y eclesial para no fallar al pueblo mexicano en los próximos años: La unidad que nos da el tener y vivir en un sólo Señor; la unidad recibida como un don; la unidad en lo esencial para progresar; y la comunión del espíritu y de la acción.
"Los invito hermanos obispos a trabajar en comunión, no aislados, nunca solos. Los invito a continuar los procesos pastorales que han iniciado nuestros predecesores, a vivir una iglesia sinodal que quiere caminar... a que confiemos en nosotros mismos, en que somos capaces de esta comunión eclesial", concluyó.