Monterrey, Nuevo León.- El presidente de los obispos de México, Rogelio Cabrera López, no quita el dedo de la llaga: las crisis de agua y de violencia en México requieren acciones urgentes y comprometidas principalmente de las autoridades.
Es hora de frenar la violencia que impera en México y es urgente atender la crisis de agua potable pues, de lo contrario, es altamente probable que la ciudadanía salga a protestar.
En su tradicional mensaje dominical, el arzobispo de Monterrey habló sobre el reciente crimen perpetrado contra dos sacerdotes jesuitas y un guía de turistas en Cerocahui a manos de un capo local que mantiene el control en parte de la región de la sierra tarahumara. El arzobispo lamentó la situación de violencia, impunidad y criminalidad.
"El incremento de la violencia en nuestras ciudades y en gran parte del país nos hace estremecer, decimos los obispos, el crimen se ha extendido por todas partes, trastocando la vida cotidiana de toda la sociedad, se ha adueñado de las calles con niveles de crueldad inhumana en ejecuciones y masacres que han hecho de México uno de los lugares más inseguros y violentos del mundo", relató.
En su mensaje, Cabrera aseguró que la ciudadanía anhela la paz y la tranquilidad; y recordó que ambas son responsabilidad en conjunto entre autoridades y ciudadanía.
A los primeros, les recordó que su deber es aplicar la ley, respetar los derechos humanos y propiciar que la seguridad y paz estén presente en la sociedad; por su parte, a los ciudadanos los conminó a confirmar expresiones de solidaridad y "a poner lo que esté a nuestro alcence para que cesen estas acciones que siguen enlutando nuestras comunidades".
En otra tema que ha sido recurrente en sus mensajes, Cabrera reiteró el llamado a las autoridades para encontrar respuestas ante la crisis de acceso de agua potable en la región norte del país, especialmente en la zona metropolitana de Monterrey. Desde inicios de mayo, el arzobispo hizo comentarios específicos sobre el acceso del vital líquido para campesinos y productores; el 5 de junio pasado habló abiertamente de una crisis de agua sin precedentes en la capital neoleonesa.
"A esta terrible situación [de violencia] se une aquí entre nosotros la crisis del agua junto con otras acciones que lastiman gravemente a las personas y familias enteras, por lo que deseo invitarles a que procuremos mantener la calma y que no nos gane todavía más la desesperación. Pido a los responsables de hacer llegar el agua a los lugares en donde se hace difícil el acceso, no esperen a que la gente salga a la calle a protestar", clamó.