Ciudad de México.- En un esfuerzo por responder a los desafíos educativos contemporáneos, la Dimensión Episcopal para la Cultura y la Educación de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) presentó oficialmente sus “Nuevos Talleres de Educación para Padres de Familia”, enfatizando que se trata de una oferta de servicio y acompañamiento, nunca de una imposición jerárquica o una “camisa de fuerza” para los educadores y estructuras formativas.
La iniciativa, presentada en una sesión virtual a responsables diocesanos e institucionales, busca fecundar “esta tierra bendita que son los padres de familia para que tengan la sabiduría, la claridad y sobre todo tengan también ellos el corazón educado para ayudar a sus hijos”.
El proyecto se enmarca en un espíritu de sinodalidad, entendida no solo como “caminar juntos”, sino como “sentirse acompañados, saber que no voy solo”.
Un servicio, no una obligación
Durante su mensaje de presentación, Alfonso Cortés Contreras, arzobispo emérito de León y responsable de la Dimensión, recalcó repetidamente el carácter de gratuidad y servicio de la iniciativa.
Agradeció a los asistentes de la presentación de los talleres por el “servicio generoso que prestan en cada una de las instituciones, parroquias, escuelas” y subrayó que el empeño de la Iglesia en medio de la emergencia educativa es “ofrecer nuestra disposición para ayudar a los demás a hacer un camino conjunto”.
Posteriormente, el sacerdote Eduardo Corral Merino, maestro en Ciencias y coordinador de la iniciativa, aclaró el enfoque práctico: “La dimensión ofrece, nunca impone, ofrece herramientas, elementos y ustedes pues en pleno discernimiento y con la autonomía que tiene cada diócesis deciden qué bajar, qué llevar de acuerdo a su realidad”.
Insistió en que la lógica debe ser la del diálogo y la humildad, no la de la exigencia o la imposición, para “abrir puertas, no cerrarlas”.
Recuperar lo esencial de la educación
Los talleres, que condensan una experiencia de más de diez años en una nueva metodología de 10 sesiones, buscan que los padres, madres y cuidadores desarrollen respuestas a cuatro preguntas básicas: “¿Qué es educar? ¿A quién se educa? ¿Cómo se educa? ¿Y para qué se educa?”
Uno de los videos de apoyo, grabados en colaboración con la Universidad de Monterrey (UDEM) y presentados durante la sesión, explica el centro del problema moderno: “Uno de los puntos centrales es que la educación ha perdido su parte humana. Hemos puesto en primer lugar las cosas de la educación y nos hemos olvidado de las personas”.
Frente a esto, la propuesta es recordar que “el fin de la educación es que cada persona logre ser cada vez más persona”.
La implementación que se promueve para estos talleres busca ser “cercana y personal”; de hecho, se recomienda formar grupos pequeños de menos de 20 personas para mejorar la interacción y la comprensión de las circunstancias de cada una. La plataforma digital desarrollada servirá únicamente como apoyo para el registro, la capacitación de los acompañantes y la distribución de recursos, pero se insistió en que “la educación necesita rostros, necesita encuentro y diálogo”.
El sacerdote Carlos Sandoval, secretario ejecutivo de la Dimensión, aplaudió la versatilidad de la metodología pues cualquier espacio puede ser adaptado para su desarrollo e insistió en que es un proyecto que “va más allá de la misma iglesia” y que busca crear puentes y diálogo para la sociedad.
La Dimensión junto con la Fundación Incluyendo México finalizaron motivando a los liderazgos educativos del país para sumarse a este camino de forma libre y generosa. Como concluyó Cortés Contreras, el objetivo es “cultivarnos y cultivar juntos en esta aldea común”, trabajando unidos por “una palabra de esperanza” para las familias mexicanas.