Cuautitlán Izcalli, Edomex.- El inédito llamado del papa Francisco a la Iglesia católica para iniciar un camino sinodal exige sumarse a todo el cuerpo eclesial pues, aunque "la Iglesia seguirá adelante" aquellos que decidan no 'caminar juntos' con todo el Pueblo de Dios quedarían 'excluídos' de los múltiples dones con los que el Espíritu Santo bendice a la Iglesia, expresó el nuncio apostólico en México, Franco Coppola, durante la sesión inaugural de la 111a Asamblea Plenaria de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM).
Coppola, en un extenso mensaje enmarcado por la petición del Papa a la Iglesia universal rumbo al Sínodo de la Sinodalidad, recordó a los obispos mexicanos que la finalidad de este proceso eclesial "no es producir documentos, sino hacer que germinen sueños, suscitar profecías y visiones, hacer florecer esperanzas, estimular la confianza, vendar heridas, entretejer relaciones, resucitar una aurora de esperanza, aprender unos de otros, y crear un imaginario positivo que ilumine las mentes, enardezca los corazones, dé fuerza a las manos".
El nuncio recordó que las diócesis deben vivir procesos eclesiales participativos e inclusivos, reconocer la riqueza y variedad de los dones y carismas de sus comunidades, experimentar la responsabilidad compartida en el anuncio del Evangelio y examinar el corazón de sus comunidades respecto a temas de responsabilidad, poder y estructuras vigentes.
Afirmó: "Es impensable una conversión del accionar eclesial sin la participación activa de todos los integrantes del Pueblo de Dios: pidamos juntos al Señor la gracia de la conversión y la unción interior para poder expresar, ante estos crímenes de abuso, nuestra compunción y nuestra decisión de luchar con valentía".
Coppola habló de la capacidad de imaginar "un futuro diverso para la Iglesia y para las instituciones a la altura de la misión recibida"; y aseguró que sólo es posible a través del diálogo, la escucha y el discernimiento comunitario:
"La opción de caminar juntos es un signo profético para una familia humana que tiene necesidad de un proyecto compartido, capaz de buscar el bien de todos. Una Iglesia capaz de comunión y de fraternidad, de participación y de subsidiariedad, en fidelidad a lo que anuncia, podrá situarse al lado de los pobres y de los últimos y prestarles la propia voz, entrando con audacia y libertad de corazón en un proceso de conversión, sin el cual no será posible la perenne reforma, de la que la Iglesia misma, en cuanto institución humana y terrena, tiene siempre necesidad".
Recordó además que para participar de este proceso de encuentro y diálogo hay diez núcleos temáticos en el Documento Preparatorio rumbo al Sínodo de la Sinodalidad donde se deben reconocer y fortalecer quiénes son los compañeros de viaje, cómo son escuchados, cómo se promueve la comunicación, cómo se celebra, cómo se comparten responsabilidades en la Misión, cómo dialoga la Iglesia con la sociedad y otras confesiones cristianas; cómo se promueve la participación social; cómo se fortalecen las decisiones con discernimiento y cómo se puede serguir trabajando en sinodalidad: "Camino que no terminará en los próximos meses, ¡pues será la manera de ser Iglesia en este nuevo milenio!", concluyó.