Tlapa, Guerrero.- Debido a que "se expande sin tregua el desprecio de la dignidad del ser humano", resurge una nueva ola de contagios de COVID y la violencia en el estado de Guerrero no cede, los obispos de la provincia eclesiástica de Acapulco (Acapulco, Chilpancingo-Chilapa, Ciudad Altamirano y Tlapa) han hecho un llamado a la comunión, la participación, la misión y a caminar juntos "para dar una respuesta a los grandes retos que nos plantea la pandemia, la falta de fe, la corrupción; los abusos de poder, económicos, de conciencia, sexuales y el clericalismo".
Reunidos en ocasión del 30° Encuentro Provincial de Pastoral, los obispos guerrerenses reflexionaron junto a su grey cómo se puede reconstruir el entramado social y animar la participación de los creyentes católicos: "Hemos reflexionado sobre algunas estrategias que nos sirvan para sanar la relación con los demás y poder reconstruir el entramado social. También hemos señalado algunos agentes que nos pueden ayudar a lograrlo: la Familia, la Escuela, las Asociaciones Laicales y las Asociaciones Civiles".
"Todos tenemos mucho que decir y al mismo tiempo mucho que escuchar para encontrar juntos la solución de los desafíos que nos plantea la Iglesia y la sociedad", consideran los pastores.
La urgencia de trabajar a favor del bien común en el estado se deriva de la nueva ola de contagios por coronavirus, de una difundida 'cultura de la muerte' y de signos de violencia persistentes en la región:
"Nos preocupa la nueva ola de contagios de coronavirus. Somos conscientes de que sólo siendo corresponsables y solidarios con los demás podremos hacer frente a las consecuencias de la pandemia. Invitamos a todos a vacunarse y a acatar las disposiciones sanitarias por seguridad propia, de sus familias y de los demás; a los enfermos a enfrentar con buen ánimo esta enfermedad; a las familias de los contagiados a ser valientes y pacientes; al personal médico a dar lo mejor de sí para salvar las vidas", urgieron.
Los obispos también identificaron que en la región "se expande sin tregua el desprecio de la dignidad del ser humano"; por ello conminaron a cambiar de opinión a aquellas personas o instituciones que llegan a "justificar o exigir como derecho o llevar a cabo la muerte de otro ser humano desde su concepción hasta su final natural. Ante la iniciativa actual que vulnera el derecho a la vida levantamos la voz, no sólo porque somos creyentes, sino porque es un derecho humano fundamental".
Pidieron además que las autoridades faciliten a todas las mujeres un acceso a la protección y a la promoción integral de su persona.
En ese sentido, también se solidarizaron con las autoridades civiles electas por el pueblo de Guerrero y les recordaron: "Muchos ciudadanos han depositado su confianza en las actuales administraciones, a ellos y a quienes tenían otra opción, los invitamos a ser artesanos de la paz desde sus propios ámbitos vitales: familia, trabajo, escuela, institución, amistades, etc. A las autoridades civiles las instamos a que trabajen tenazmente a favor de la ciudadanía, desde el inicio de su gestión hasta el final".
Especialmente hicieron un llamado por la paz y para evitar la escalada de violencia: "La solución de esta problemática no es asunto sólo de nuestras autoridades civiles o sólo de la sociedad. Nuestras autoridades civiles no deben sentirse solas ni abandonadas en manos de grupos que dañan a la sociedad. Tampoco pueden despreciar la ayuda que los diferentes actores sociales pueden aportar para encontrar la pacificación de nuestros municipios y estados".
El mensaje concluye con una petición para que la Virgen y los santos acompañen a los católicos "a ser buenos samaritanos y compañeros de camino en la Iglesia y en la sociedad" y está firmado por el arzobispo de Acapulco, Leopoldo González González; junto a los obispos Salvador Rangel Mendoza, de Chilpancingo-Chilapa; Joel Ocampo Gorostieta, de Ciudad Altamirano; y Dagoberto Sosa Arriaga, de Tlapa.
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