Guachochi, Chihuahua.- Dos sacerdotes de la Compañía de Jesús (Jesuitas) fueron asesinados el lunes 20 de junio por la tarde dentro del templo de San Francisco Javier en Cerocahui, municipio de Urique.
Se relata que las víctimas, Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar, habían asistido humanitariamente a un hombre que huía de uno o varios sujetos armados. Los sicarios ultimaron a los religiosos y además, sustrajeron los cadáveres de los sacerdotes. Hasta el momento, no se conoce el paradero de los restos mortales de los ministros.
"Condenamos estos hechos violentos, exigimos justicia y la recuperación de los cuerpos de nuestros hermanos", expresó el prepósito provincial de la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús, Luis Gerardo Moro Madrid.
La orden religiosa también exigió medidas de protección a la comunidad de la sierra Tarahumara, en especial para los religiosos Esteban Cornejo, Jesús Reyes y Jesús Zaglul y por el equipo pastoral de la parroquia de Cerocahui.
La fiscalía General del Estado confirmó que el lunes 20 de junio entorno a las 18:00 horas, se recibió un reporte que indicaba que tres personas fueron asesinadas en el poblado de Cerocahui.
Los hechos acontecieron cuando un hombre perseguido por un sujeto armado se refugió en la iglesia local para resguardarse de un ataque. Una vez en el interiro del templo, el sicario terminó con la vida del sujeto perseguido al igual que a dos sacerdotes que se encontraban en el lugar.
De inmediato, el gobierno estatal condenó y lamentó los hechos violentos ocurridos en los que dos religiosos se convirtieron en "víctimas circunstanciales", según informaron.
No obstante, para la Iglesia mexicana como para los Jesuitas de México "hechos como estos no son aislados".
"La sierra tarahumara, como muchas otras regiones del país, enfrenta condiciones de violencia y olvido que no han sido revertidas. Todos los dias, hombres y mujeres son privados arbitrariamente de la vida, como hoy fueron asesinados nuestros hermanos".
Al respecto, el obispo de la Diócesis Tarahumara, Juan Manuel González Sandoval, expresó: "Cualquiera pudiera decir que estuvieron en el lugar y en el momento equivocados; sin embargo, no ha sido así, ya que ambos sacerdotes estaban cumpliendo con su deber de ayudar y socorrer física y espiritualmente a una persona que estaba perdiendo la vida".
González Sandoval agregó: "Una muete totalmente absurda a los ojos humanos, pero desde la fe un martirio, una ofrenda y el premio a toda su vida de entrega, desprendimiento y amor que siempre les caracterizó como sacerdotes".
La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) también condenó los hechos; los obispos exigieron "una pronta investigación y seguridad para la comunidad y todos los sacerdotes del país".
Finalmente, la Compañía de Jesús declaró: "No callaremos ante la realidad que lacera a toda la sociedad" y confirmó su compromiso en el trabajo por la justicia, la reconciliación y la paz.