Monterrey, Nuevo León.- En un diálogo de reflexión realizado en la Casa de la Iglesia de la Arquidiócesis de Monterrey, el cardenal José Tolentino de Mendonça, Prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación de la Santa Sede, hizo un llamado a reconocer la creciente marginación de individuos y grupos sociales, a quienes se les excluye por no cumplir con los estándares del mercado de consumo.
Durante el encuentro, que reunió a religiosos y laicos, en la antigua Casa de la Iglesia en esta capital, el cardenal advirtió sobre los efectos de esta llamada “cultura del descarte”:
“El descarte es la marginación o exclusión de individuos o grupos sociales considerados no productivos o que no cumplen con los estándares del mercado de consumo”, afirmó el purpurado, señalando que la situación se agravará.
“Primero sucede con los migrantes, y ahora comienza a descartarse a los adultos mayores. Llegará también el tiempo en que nosotros seremos descartados, porque en una sociedad que avanza hacia una automatización radical, el ser humano queda con menos espacio para contribuir”.
El representante del papa Francisco, destacó la necesidad urgente de “profetas educativos”, personas que no se limiten a reproducir conocimientos, sino que innoven con creatividad e imaginación.
“Necesitamos profetas que no sean sólo repetidores, sino que tengan imaginación”, dijo, tomando como referencia al apóstol San Pablo, a quien consideró uno de los pensadores más originales de la historia por desarrollar ideas inspiradas por el Espíritu Santo.
Tolentino de Mendonça, también abordó el fenómeno de la “rapidación”, un concepto que describe la creciente aceleración del ritmo de vida y de trabajo. Dijo que la humanidad enfrenta innovaciones científicas, tecnológicas y cambios sociales a un ritmo vertiginoso.
“No conseguimos acompañar esta transformación”, lamentó, evocando las palabras del filósofo Günther Anders sobre la “obsolescencia del hombre”.
En su intervención, el cardenal subrayó que la educación no debe ser solo la transmisión de conocimientos, sino una formación integral en valores y fe.
“La educación no es marginal a la misión de la Iglesia; está en el corazón de la Iglesia y así debe permanecer”, afirmó, recordando las palabras del Papa Francisco sobre la necesidad de una “cultura del encuentro” que supere las divisiones y construya puentes entre las personas.
NOTA: Universidades deben ser 'laboratorios de esperanza' ante crisis antropológica
El encuentro fue también una oportunidad para reconocer la labor del arzobispo de Monterrey, Rogelio Cabrera López, presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), a quien agradeció su dedicación en el campo educativo.
“Una escuela, una universidad, son para la Iglesia lugares preferenciales de misión, y merecen de su corazón y distribución pastoral una atención muy cuidada”, expresó.
Finalmente, el cardenal Tolentino exhortó a la comunidad a reflexionar sobre la importancia de poner al ser humano en el centro de todas las decisiones sociales y políticas, evitando que la automatización y los intereses económicos marginen a los más vulnerables.