Ciudad de México.- “Hacen falta políticos de verdad [pues] la crisis no es sólo de salud y económica, tenemos una crisis de auténticos cristianos que se conviertan en ese referente”, reflexionó el obispo Carlos Samaniego, auxiliar de México, durante su homilía en la celebración eucarística por los políticos en México y Latinoamérica.
Motivada por la Academia de Líderes Católicos en Latinoamérica, el obispo Samaniego y el resto de obispos auxiliares de la arquidiócesis participaron de una Misa por políticos y funcionarios públicos de todos los órdenes y niveles. Además de pedir porque los políticos se contagien de los valores del Evangelio, Samaniego explicó que la vida cristiana en el contexto actual “comporta el martirio de ir contracorriente, de ser diferente”.
“Ser el resplandor de una Iglesia sin mancha. Convertirnos en reflectores de esa luz en nuestro hogar con nuestra familia, nuestros amigos, nuestros vecinos”.
Desde la residencia de los obispos auxiliares de la Arquidiócesis de México, Samaniego invitó a los líderes políticos a conservar su responsabilidad: “¿Quién es un líder político? Es alguien responsable, que tiene motor propio, que no se mueve por la aprobación de los demás; es responsable porque no busca su bien propio sino el de los demás. Una persona que pone en primer lugar el ser y el deber antes que el tener”.
Definió además las características de un líder político católico: “trabajador incansable [pues] una generación de personas blandas, aburguesadas y sin ideal no podrán ser referentes… que sea capaz de sacrificio, que se haya forjado en el sufrimiento y por ir contracorriente… que sea buscador del bien común, no sólo de su provecho… y creyente que agradece la acción de Dios en su vida”.
Finalmente aseguró que el modelo para los líderes políticos católicos es Jesús ‘Ecce Homo’; es decir, en el momento en que es presentado como varón de burlas y fustigado por el poder: “Un hombre lleno de sangre, flagelado, escupido. El ‘Ecce Homo’ que dijo siempre la verdad a los de abajo y a los de arriba en los momentos cotidianos y en los que le quitaron la vida… el hombre que hizo siempre el bien… que trabajó con manos de obrero, con sudor de su frente, que no buscó el dinero ni sólo su provecho”.
Samaniego concluyó que una de las formas más bellas de la caridad es la política mientas se ejerza con luz auténtica “como un fuego que enciende otros fuegos”.
“Debemos unir nuestros talentos para crear una unidad una fraternidad que se pueda expresar, sobre todo, en la solidaridad”.
El obispo también pidió por las congregaciones religiosas, principalmente de aquellas presentes en el sur de la Ciudad de México.