Este 22 de septiembre concluyó en Mérida, Yucatán, el VII Congreso Eucarístico Nacional, con el anunció de que el próximo congreso se llevará a cabo en 2023 en la Diócesis de Cuautitlán; dicho acto fue simbolizado con la entrega de la estafeta al siguiente Comité Organizador, por parte de monseñor Emilio Carlos Berlie Belauzarán, encargado de la Dimensión de Congresos Eucarísticos Nacionales; monseñor Gustavo Rodríguez Vega, anfitrión de esta edición del Congreso, y el padre Juan Pablo Moo Garrido, coordinador general del evento.

Para esta jornada de clausura, fieles, religiosos y sacerdotes se dieron cita en el Poliforum Zamná, donde reflexionaron sobre la relevancia social del sacramento del Cuerpo y la Sangre de Cristo. En este sentido, Fernando Casanova Ramos, catedrático en Historia y Teología, y ex pastor de la Iglesia Pentecostal, abordó el tema de la Eucaristía como banquete y sacrificio, y animó a los presentes a valorar más el sacramento y poner realmente a Dios en el centro de la Celebración.

Por su parte, monseñor Rogelio Cabrera López, Presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, habló sobre la relación que tiene la Eucaristía con el discipulado y la misión, “esa misión a la que Cristo nos invita al término de la Misa, a manera de un envío de paz y de resurrección: ‘Vayan a vivir lo que hemos celebrado’”.

Monseñor Rogelio Cabrera habló asimismo de la conexión que existe entre la mesa del Altar y la mesa de los pobres, “pues la Eucaristía nos enseña, en el lenguaje de Dios, a descubrir sujetos, valorar acciones, ponernos en marcha para reconstruir a la persona, a la comunidad y a la sociedad, empezando por quienes tienen alguna necesidad.  

Antes de concluir las actividades, el padre Augusto Romero Sabido, habló de la proyección Social del Congreso Eucarístico, presentando el nuevo Decálogo del Agua, “como un compromiso social que brota de nuestro amor a la Eucaristía y a la Iglesia”.