Varsovia, Polonia.- Durante la Conferencia Internacional sobre la Protección de los Menores y Adultos Vulnerables en las Iglesias de Europa Central y del Este que se realiza en la capital polaca desde el 19 y hasta el 22 de septiembre, los participantes han coincidido en que las heridas y los testimonios de los supervivientes de abuso sexual cometidos por clérigos son el verdadero llamado al compromiso de la protección de todos los hijos de Dios.
En la inauguración, participó el papa Francisco a través de un videomensaje con un saludo al arzobispo Gadecki y a todos los asistentes. También contó con un discurso inaugural pronunciado por el cardenal norteamericano Sean Patrick O'Malley, presidente de la Comisión Pontificia para la Protección de los Menores.
En el inicio de los trabajos, el sacerdote Tomás Halik reconoció que "con espíritu de humildad y con el corazón dolorido, queremos tocar una de las heridas más dolorosas de la Iglesia".
También hizo hincapié en que el cuerpo místico de Cristo resucitado "también lleva heridas, y si ignoráramos esas heridas, si no quisiéramos tocarlas, no tendríamos derecho a decir con el apóstol Tomás: '¡Señor mío y Dios mío!' Un Cristo sin heridas, una Iglesia sin heridas, una fe sin heridas, es sólo una ilusión diabólica", afirmó.
Halik reconoció que, mientras se busca atender las heridas que los miembros de la Iglesia han provocado a los más indefensos también se lucha contra otras heridas lentas y difíciles de curar como la credibilidad de la Iglesia en el mundo de hoy: "Los casos de abusos nos indican también la crisis del clero en su conjunto", apuntó.
Y ahondó en que esta crisis "sólo puede ser superada por una nueva comprensión del papel de la Iglesia en la sociedad contemporánea, como escuela de sabiduría cristiana, hospital de campaña y lugar de encuentro, intercambio y reconciliación".
La conferencia organizada por la Comisión Pontificia para la Protección de los Menores y la Conferencia Episcopal Polaca lleva el lema "Nuestra misión común es proteger a los hijos de Dios".
Entre los compromisos a alcanzar por parte de las instituciones religiosas de 20 naciones europeas participantes es fortalecer el intercambio de experiencias y la puesta en marcha de acciones conjuntas, así como una cooperación más estrecha entre las Iglesias de Europa Central y Oriental en el ámbito de la prevención de los abusos sexuales a menores y adultos vulnerables.
Por su parte, el cardenal Seán Patrick O'Malley, en la misa de apertura del segundo día de la conferencia, pidió que los sufrimientos causados por los abusos sexuales sean semilla de una Iglesia más resistente, amorosa y fiel:
"Como dijo una vez un famoso teólogo, es difícil sufrir por la Iglesia, pero puede ser aún más difícil sufrir a manos de la Iglesia y del clero de la Iglesia... Estamos reunidos aquí porque muchos de nuestros hermanos y hermanas han sufrido a manos de clérigos abusivos que han perpetrado actos malvados utilizando su cargo para abusar de otros o para encubrir tales abusos", reflexionó.
El cardenal hizo un renovado llamado a 'corregir los errores' como los que hicieron sufrir a aquellas personas que fueron rechazadas en su sufrimiento cuando denunciaron los abusos: "Esto no puede ser en la Iglesia de un Dios amoroso y reconciliador. Los abusos y su encubrimiento deben cesar y los errores cometidos contra el pueblo de Dios deben ser corregidos".
O'Malley también hizo un reconociiento de "la valentía y el testimonio de tantos supervivientes y de sus familias, así como su profunda preocupación para que otros no sufran un daño similar, deben ser reconocidos y acogidos".
Al respecto, Juan Carlos Cruz, chileno víctima de abuso, reiteró su convicción por que los miembros de la Iglesia católica: "Debemos escuchar a las víctimas y tratarlas con la dignidad que se merecen... Es importante que los abusos se consideren ahora una emergencia. Todo gracias al Papa, que está realmente preocupado por el problema. Esperemos que toda la Iglesia tenga la misma preocupación".