Hong Kong.- La Diócesis de Hong Kong expresó su "extrema preocupación" tras la detención y posterior liberación del cardenal católico Joseph Zen, de 90 años, el 11 de mayo pasado.
Las autoridades locales acusaron al purpurado de 'colaboracionismo' con fuerzas extranjeras a través de un fondo económico (hoy ya disuelto) que supuestamente patrocinó las protestas ciudadanas de 2019.
"La Diócesis Católica de Hong Kong está extremadamente preocupada por el estado y la seguridad del cardenal Joseph Zen y nuestras oraciones están con él", externó la Iglesia local a través de un comunicado.
El texto también hace un llamado a la policía de Hong Kong y al departamento de justicia de la excolonia británica para atender el caso del cardenal Zen con garantías judiciales y teniendo en cuenta su condición personal.
Los medios internacionales afirman que el cardenal Zen, obispo emérito de Hong Kong, es un incansable defensor de los procesos democráticos en la ciudad; también se ha manifestado en otras ocasiones a las medidas políticas tomadas con el gobierno de la China continental.
El caradenal fue detenido y liberado bajo fianza unas horas más tarde; la policía local lo acusa de conspiración con fuerzas extranjeras, un cargo contenido en la Ley de Seguridad Nacional impuesta por Beinjing tras las protestas que sacudieron la ciudad. El delito de 'conspiración' es castigado con cadena perpetua según las leyes de la República Popular China que han estado permeando en la región administrativa especial de Hong Kong.
Junto a Zen fueron arrestados bajo los mismos cargos: la cantante canadiense-hongkonesa, Denise Ho; la abogada Margaret Ng y el académico Hui Po-keung; todos ellos también fueron puestos en libertad bajo fianza. La exlegisladora Cyd Ho también fue detenida aunque ya se encontraba en prisión cumpliendo dos condenas relacionadas con los sucesos de 2019.
El conflicto se centra en el flujo económico del 'Fondo de Ayuda Humanitaria 612', un fideicomiso creado en junio del 2019 con el objetivo de ayudar a las personas sin recursos detenidas por el gobierno o heridas por los policías antimotines durante las protestas.
Aunque Zen y el resto de detenidos fueron puestos en libertad, las autoridades de Hong Kong han retenido sus pasaportes para que no salgan de la región administrativa.
Además de la Iglesia local, el Vaticano, la Unión Europea, los gobiernos de Estados Unidos y Canadá; y organizaciones como Amnistía Internacional también manifestaron su preocupación por las detenciones del obispo emérito y de otros ciudadanos de Hong Kong.