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O Opinión

Sacerdotes casados y diaconisas; el sínodo se enciende

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Si ha tenido polémicas la Asamblea Especial del Sínodo de Obispos para la Región Panamazónica, las más notoria tiene que ver con el debate público de las razones a favor y en contra de la posibilidad de la ordenación presbiteral de hombres casados y la formalización de un diaconado femenino para aquellas realidades donde se les necesite.

En el numeral 129 del Instrumentum laboris para el Sínodo publicado en junio se hicieron sugerencias para habilitar nuevos ministerios: “Afirmando que el celibato es un don para la Iglesia, se pide que, para las zonas más remotas de la región, se estudie la posibilidad de la ordenación sacerdotal para personas ancianas, preferentemente indígenas, respetadas y aceptadas por su comunidad, aunque tengan ya una familia constituida y estable, con la finalidad de asegurar los Sacramentos que acompañen y sostengan la vida cristiana” y también “Identificar el tipo de ministerio oficial que puede ser conferido a la mujer, tomando en cuenta el papel central que hoy desempeñan en la Iglesia amazónica”.

De inmediato se hicieron escuchar las críticas, pero ha sido hasta el tercer día de trabajos de la Asamblea de obispos en Roma el 9 de octubre cuando el tema acaparó los comentarios y titulares noticiosos.

Primero, por las palabras del obispo emérito austrobrasileño, Erwin Kräuter, durante la conferencia de prensa ofrecida ante los corresponsales de la Santa Sede. En su participación se declaró a favor de facultar la ordenación sacerdotal a varones casados: “Yo le digo, con total sinceridad, que no hay otra posibilidad, porque los pueblos indígenas no entienden el celibato. La primera vez que fui me preguntaron si tenía mujer […] Para el pueblo indígena, si [el varón] es capaz de cuidar su casa primero, entonces será capaz de cuidar la casa mayor que es la comunidad”.

Kräuter fue obispo de la prelatura Xingu en la región amazónica brasileña y aseguró que, sin pretender una polémica, espera que el sínodo logre encontrar una solución pastoral a las comunidades indígenas y prácticamente aisladas a las que la celebración eucarística llega apenas una vez al año.

“Sólo se puede celebrar la Eucaristía cuando hay un sacerdote célibe, un hombre célibe; fuera de eso no se puede. Entonces, desde mi punto de vista, se coloca el celibato por encima de la Eucaristía”, explicó.

El obispo, que lleva 54 años con funciones de pastor misionero entre las comunidades indígenas amazónicas, también pidió que el Sínodo revalore el papel de las mujeres en y para la Iglesia: “Se habla de valorar el papel de la mujer. Pero ¿cómo? Se ha de ir más allá, se ha de proponer algo concreto. Yo pienso y sueño con el diaconado femenino, ¿por qué no?” Kräuter argumentó que, la necesidad de un diaconado femenino en el Amazonas se debe a que en el 75% de las comunidades son ellas las que animan la vida espiritual.

Pero la propuesta tuvo réplicas muy concretas. El cardenal de la Congregación para el Culto Divino, Robert Sarah, defendió en una entrevista el celibato sacerdotal. Considera que la ordenación de varones casados (junto a “otras teorías locas y peligrosas”) son fruto de lecturas teológicamente absurdas.

“Estar contra el Papa es estar contra la Iglesia”: Card. Sarah

En las propias intervenciones de la Congregación General del Sínodo, otros obispos también defendieron el celibato sacerdotal. El obispo de Moyobamba Perú, Rafael Escudero, afirmó que no faltan vocaciones y sacerdotes en las diócesis y congregaciones religiosas que se forman en la sana doctrina de la Iglesia y viven una auténtica espiritualidad cristiana: “Sí, existe una deficiente distribución de los sacerdotes y tenemos necesidad de dedicarnos a nuestro ministerio esencial: orar, predicar, celebrar los sacramentos y expulsar los demonios. Hay demasiados obispos y sacerdotes en las diócesis dedicados a tareas que no le son tan propias como la administración, el profesorado, las secretarías. Es hora de que nosotros, como decían ya los apóstoles, nos dediquemos más a la oración y a la predicación de la palabra”.

Uno de los principales argumentos para la ordenación de hombres casados es por la responsabilidad que la Iglesia católica de acercar no sólo la doctrina a los pueblos sino los sacramentos para la salvación y la santificación de las comunidades cristianas: "Queremos que estos hermanos no sólo tengan la Palabra, sino también la Eucaristía -expresó el obispo Kräuter-. Existe el riesgo de colocar el celibato por encima de la Eucaristía. Pero el Señor, en la Última Cena, dijo: Haz esto en memoria mía; así que para nosotros la Eucaristía es una obligación”.

Con todo, las palabras más duras han venido del que fuera el prefecto para la Congregación para la Doctrina de la Fe, el cardenal alemán Gerhard Müller: “No existe ni puede existir un ‘derecho al sacramento’. Nosotros somos criaturas de Dios, y una criatura no puede reclamar un derecho a su creador […] El hombre tiene el derecho de casare, pero no puede pretender que una determinada mujer lo despose reivindicando un derecho específico. Jesús eligió libremente entre todos sus discípulos a doce de ellos, presentando así su autoridad divina. Eligió a los que él quiso, es Dios quien elige”.

Sobre el tema de la ordenación de diaconías para mujeres, el papa Francisco había zanjado buena parte del debate cuando afirmó en uno de sus recientes viajes que, a pesar de haber creado una comisión especial de estudio sobre los ministerios femeninos históricos, “por ahora no está” la posibilidad de que las mujeres adquieran algún ministerio diaconal.

Ecos del sínodo Amazónico replicables para México: Card. Aguiar

En síntesis, y con la salvedad de tener aún mucho camino por andar, el Sínodo Amazónico parece ver signos muy claros que no se abordará plena ni institucionalmente el debate sobre la posibilidad de estas nuevas figuras en la organización de la Iglesia planteadas originalmente en el Instrumentum laboris. Los padres sinodales han tomado un camino más seguro al hablar más sobre fortalecer las vocaciones indígenas para mejorar la evangelización en las zonas más remotas del Amazonas y que, sin hacer cambios radicales, se logre acercar la Palabra y los Sacramentos a las localidades indígenas.

Serán los 184 padres sinodales, obispos de todo el mundo asistentes, los que votarán casi al final del mes el documento que resuma los criterios pastorales aprobados por la mayoría y que deberá, en última instancia, ser valorado por el Papa antes de ser publicado como documento eclesial postsinodal.

@monroyfelipe