Ciudad del Vaticano.- El Papa Francisco, el 266° pontífice de la Iglesia Católica, falleció en la madrugada de este lunes a los 88 años, anunció el Vaticano. El cardenal Kevin Joseph Farrell, Camarlengo de la Santa Iglesia Romana, confirmó la muerte del pontífice a las 7:35 a.m. (hora local) desde la Casa Santa Marta, la residencia papal donde Francisco vivió durante su mandato.
En un solemne comunicado, el cardenal Farrell declaró: “Queridos hermanos y hermanas, con profundo dolor debo anunciar el fallecimiento de nuestro Santo Padre Francisco. A las 7:35 de esta mañana, el Obispo de Roma regresó a la casa del Padre. Toda su vida estuvo dedicada al servicio del Señor y de Su Iglesia”. Farrell elogió a Francisco como un “Papa de la Misericordia” que encarnó los valores del Evangelio mediante “fidelidad, valentía y amor universal”, especialmente hacia los más pobres y marginados.
Comienzan los ritos funerarios en medio del duelo global
Siguiendo los protocolos establecidos en el Ordo Exsequiarum Romani Pontificis (Orden de los Ritos Funerarios para un Pontífice Romano), el cardenal Farrell presidirá este lunes por la noche un ritual privado para certificar formalmente la muerte del Papa y preparar su cuerpo para la veneración pública. Entre los asistentes estarán el decano del Colegio Cardenalicio, familiares del pontífice y altos funcionarios de la Dirección de Sanidad e Higiene del Estado de la Ciudad del Vaticano.
Un pontificado transformador de 12 años
Elegido en 2013 como el primer Papa jesuita y latinoamericano, el papado de Jorge Mario Bergoglio se caracterizó por reformas profundas y un enfoque pastoral en la justicia social. Apodado el “Papa de las periferias”, defendió a migrantes, promovió la protección ambiental y el diálogo interreligioso, mientras descentralizaba el gobierno eclesial mediante procesos sinodales. Sus encíclicas históricas, Laudato Si’ (2015) y Fratelli Tutti (2020), llamaron a la solidaridad global y la responsabilidad ecológica.
El mandato de Francisco también incluyó esfuerzos diplomáticos sin precedentes, como el acercamiento histórico con China y la Iglesia Ortodoxa, así como críticas a la desigualdad económica y los conflictos armados. A pesar de enfrentar problemas de salud en los últimos años, mantuvo una rigurosa agenda de viajes, visitando más de 50 países para difundir mensajes de paz e inclusión.
Legado de ‘puertas abiertas’
El énfasis del pontífice en una “Iglesia pobre y para los pobres” redefinió las prioridades del Vaticano, desde reformas para la transparencia financiera hasta iniciativas para reubicar a refugiados. Su estilo accesible —con simplicidad, humor y cercanía— le granjeó admiración mundial, incluso en medio de tensiones doctrinales dentro de la Iglesia.
Líderes globales y comunidades religiosas han comenzado a rendir homenaje, reconociendo su impacto como voz moral en un mundo polarizado. El Vaticano anunciará en los próximos días los detalles del funeral y el cónclave para elegir a su sucesor.
Mientras la Iglesia Católica entra en un periodo de duelo, el legado de Francisco perdura en su llamado a construir una “cultura del encuentro” —una visión de compasión que trascendió fronteras, credos e ideologías—.