Buenos Aires, Argentina.- La Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) expresó este martes su "dolor" y solidaridad ante las "intensas lluvias" que afectan al norte de la provincia de Santa Fe, especialmente en la localidad de Vera, donde las inundaciones han provocado pérdidas materiales críticas y amenazan la subsistencia de comunidades enteras.
En un comunicado firmado por el arzobispo Marcelo Colombo, presidente de la CEA; el cardenal Ángel Rossi SJ, vicepresidente; y los obispos César Fernández y Raúl Pizarro, el organismo episcopal detalló:
"Con dolor recibimos la noticia de nuevas inundaciones [...] Compartimos el sufrimiento y la angustia de las personas que han visto perderse, en medio de la tormenta, sus bienes e, incluso, lo necesario para su subsistencia".
Llamado a la solidaridad cristiana
Los obispos dirigieron su mensaje a la diócesis de Reconquista —jurisdicción eclesiástica que cubre la zona afectada— e invocaron apoyo espiritual y material:
"Imploramos al Señor y su Madre Santísima que los cristianos podamos hacernos solidarios con quienes se han visto damnificados".
Además, encomendaron a las víctimas a San José, patrono de esa diócesis, pidiendo que "cuide con solicitud" a los afectados.
Aunque el comunicado no especifica cifras de daños, las autoridades provinciales reportaron esta semana que permanecen ríos desbordados en los departamentos de Vera y General Obligado; lo que ha obligado a evacuaciones preventivas en al menos cinco localidades y ha habido incontables cortes de rutas que complican la asistencia humanitaria.
La CEA no anunció medidas concretas de ayuda, pero históricamente moviliza redes caritativas diocesanas en emergencias. El énfasis se centra en la contención espiritual ante lo que califican como una "nueva prueba" para las comunidades del noreste argentino, región recurrentemente golpeada por inundaciones.
Según fuentes periodísticas al momento son más de ocho localidades afectadas, hay tres ríos en alerta roja 3 (Paraná, Paraguay y Salado) y el potencial impacto adverso sobre más de 20 mil habitantes. La precoupación es que, como en el 2016, las inundaciones puedan derivar en afectaciones a más de 50 mil personas.
El mensaje episcopal concluye con un llamado a "mantener viva la esperanza", mientras equipos de emergencia trabajan en terreno para mitigar la crisis.