Chicago, Estados Unidos.- El cardenal Blase Cupich, arzobispo de Chicago, afirmó que la seguridad nacional y el respeto a la dignidad humana no son objetivos excluyentes en la política migratoria. En dos diferentes discursos pronunciados los días 13 y 14 de octubre pasados, el líder católico abordó el imperativo moral de proteger tanto el orden fronterizo como los derechos de los migrantes.
"Mantener la nación a salvo y respetar la dignidad humana no son mutuamente excluyentes. De hecho, una no puede existir sin la otra", afirmó Cupich. Sostuvo que “la seguridad de la Nación no puede provenir a expensas de la violenación de la dignidad humana", especialmente cuando se emplean tácticas innecesariamente agresivas.
El cardenal reconoció el derecho del Estado a mantener la seguridad fronteriza, tal como reitera el presidente Donald J. Trump; sin embargo, destacó aspectos innegociables desde la doctrina cristiana: "La Iglesia reconocer que el Estado tiene un deber y una obligación para mantener a sus ciudadanos seguros y también para poner orden en las fronteras del país. Eso jamás ha estado en duda o debate. Sin embargo, hay que cuestionar aquellos métodos de cotnrol que buscan causar miedo en lugar de aplicar la ley".
Cupich destacó además las contribuciones económicas que hacen a los Estados Unidos los migrantes indocumentados. Citó estadísticas que estiman que estos trabajadores "contribuyen anualmente por encima de los 100 billones de dólares en impuestos (100 mil millones de dólares en notación internacional)" y que quizá se llegue a los “1.2 trillones en ingresos a la federación en la próxima década".
"Ellos [los migrantes] están aquí no por invasión sino por invitación", argumentó el cardenal, señalando que durante décadas el país ha enviado el mensaje de que necesita su trabajo en empleos que otros no toman.
El arzobispo también criticó la narrativa que presenta a los migrantes como peligrosos: "Las estadísticas muestran constantemente que son los ciudadanos norteamericanos quienes son más proclives a cometer delitos, más que los no ciudadanos", expresó. Advirtió sobre los paralelismos históricos con teorías nativistas que en el pasado llevaron a restricciones discriminatorias contra inmigrantes eslavos y polacos, por ejemplo.
Cupich concluyó invocando los principios fundacionales de Estados Unidos: "Sostenemos estas verdades para demostrar lo evidente, que todas las personas son creadas igual y que están provistos por nuestro Creador de los mismos derechos inalienables". Instó a que la seguridad fronteriza se equilibre con la protección de la dignidad humana para no alejarse de estos ideales.

